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22 noviembre 2024
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Los residuos nucleares se quedarán como están en Trillo y Zorita, sin alternativa

El Gobierno de España apuesta por lo más cómodo, pero no por lo más seguro y, desde luego, por lo menos definitivo: evitarse la molestia de elegir un emplazamiento para un depósito profundo donde dejar los residuos nucleares de alta actividad

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Desde el Gobierno de Castilla-La Mancha se da por sentado que Villar de Cañas, en Cuenca, no va a albergar el Almacén Temporal Centralizado (ATC). Se confirma esa suposición tras la publicación del Séptimo Plan General de Residuos Radiactivos y de su Estudio Ambiental Estratégico, una iniciativa que sale a información pública y que contempla la puesta en marcha de un ATC para el combustible gastado y los residuos de alta actividad o, alternativamente, de siete Almacenes Temporales Descentralizados (ATD) en los emplazamientos de las centrales nucleares.

Es decir, que el Gobierno de España apuesta por lo más cómodo, pero no por lo más seguro y, desde luego, por lo menos definitivo: evitarse la molestia de elegir un emplazamiento para un depósito profundo donde dejar los residuos nucleares de alta actividad. Países sumamente preocupados por el medio ambiente, como Suecia o Finlandia, han optado sin problemas por esa alternativa, inasumible para los políticos españoles.

«En absoluto el ATC reunía los condicionamientos técnicos para ubicarse en Villar de Cañas. Es una buena noticia para la región», ha preferido manifestar este lunes el consejero de Desarrollo Sostenible, el guadalajareño José Luis Escudero, en declaraciones en Toledo.

Uno de los contenedores del ATI de Trillo.
Uno de los contenedores del ATI de Trillo.

Dos décadas después, una solución «temporal» parece definitiva

La tecnología adoptada para el almacenamiento de los residuos nucleares de alta intensidad en España es tan sencilla como dejarlos en el suelo, dentro de unas grandes cápsulas de acero y hormigón. Se van apilando desde hace años en el exterior de la central de Trillo y también se ha hecho lo mismo con lo que quedaba de la nuclear de Almonacid de Zorita. Para protegerlo de la vista y de la lluvia, sobre la solera de cemento donde se depositan se construyó un techado, innecesario como forma de contención.

A eso, tan sencillo, se le llama actualmente Almacén Temporal Individualizado (ATI), porque en teoría era la solución provisional hasta la construcción del Almacén Temporal Centralizado (ATC), del que se ha hablado décadas y que estuvo cerca de construirse en un pueblo de Cuenca. El cambio es que los ATI se pasarán a llamar ATD. Con «t», también, de temporales.

El verano pasado, el Consejo de Ministros ha aprobado recientemente 220 millones de euros para el diseño, apoyo al licenciamiento, fabricación y suministro de nuevos almacenes de residuos radiactivos para las centrales nucleares en Almaraz, Ascó, Cofrentes y Vandellós II. La estrategia del Ejecutivo de Sánchez, como se ve, es cualquier cosa menos improvisada.

Estos almacenamientos estarán diseñados para mantener el almacenamiento individualizado del combustible gastado y de los residuos especiales de alta actividad en las zonas, en el caso de no construirse el Almacén Temporal Centralizado (ATC) previsto en el hasta ahora vigente Plan General de Residuos. El borrador del Séptimo Plan ya sabemos por dónde va…

La construcción de estos almacenes, que duplican los ya existentes en Almaraz, Ascó y Cofrentes, certifican la renuncia definitiva por parte del Estado a la construcción del ATC, se temía ya en julio de 2021 la AMAC, la asociación que agrupa a los pueblos de las comarcas con centrales nucleares de España y que preside el alcarreño Pedro Sánchez Yebra.

Según destacaba AMAC, la decisión de no construir un ATC “contradice lo que se ha defendido hasta la fecha en esta cuestión por todos los actores del sector nuclear (universidades, empresas, Enresa, AMAC, etc.)”.

Residuos de alta actividad

Como recuerdan en la web del Foro Nuclear, «los residuos de alta actividad consisten, principalmente, en el combustible irradiado o gastado generado en el proceso de fisión que se lleva a cabo en los reactores nucleares para producir electricidad».

En primera instancia, las barras de combustible ya utilizadas, que siguen irradiando, se almacenan en la piscinas diseñada para ello dentro del edificio del reactor. Cuando se llenan, hay que pasar parte de lo allí guardado a los contenedores del ATI.

De los cuatro ATI que hay en España, dos están en la provincia de Guadalajara.

El de la central de Trillo se habilitó en 2002, por lo que va a cumplir dos décadas dentro de unos meses. Los contenedores están en una nave de 81 metros de largo, 43 de ancho y casi 22 metros de alto. Tiene un muro interior de algo más de 6 metros de alto, que separa la zona de acceso de la de almacenamiento propiamente dicho.

En lo que queda de la central «José Cabrera» también hay un ATI, sin techo ni paredes, sobre una losa de hormigón de un metro de espesor, 40 de largo y 10 metros de ancho y más de un metro de espesor. Situado a unos 200 metros de lo que fue el edificio de contención de la central, almacena 12 contenedores con un total de 377 elementos combustibles irradiados, generados durante toda la vida operativa de la central.

Las otras dos instalaciones ATI en España están en Almaraz (Cáceres) y Ascó (Tarragona).

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