A más de 1.000 metros de altitud, en los alrededores del imponente Pico Ocejón, se despliega una postal única: aldeas de encanto rústico, construidas casi por completo con la pizarra negra que da nombre a esta ruta. Los tejados, las paredes, las calles… todo refleja la peculiar riqueza del terreno, que hay que aprender a comprenderla. Este entorno austero pero fascinante crea un ambiente perfecto para perderse entre montañas, robles y sugerentes caminos.
Naturaleza a todo color
¿Eres amante del senderismo? Entonces no te puedes perder los 125 kilómetros de rutas que cruzan esta comarca. Desde los parajes mágicos del Hayedo de Tejera Negra, con sus tonalidades otoñales y su atmósfera de cuento, hasta las impresionantes Chorreras de Despeñalagua, cascadas escalonadas que hipnotizan. Y si buscas vistas de postal, las Cascadas del Aljibe, cerca de El Espinar, te esperan con su majestuoso escenario natural.
Para los más aventureros, el pantano de El Vado es ideal para practicar piragüismo o kayaking. En primavera, cuando se llena con el deshielo, parece un lago alpino rodeado de montañas.
Cultura y leyendas
La historia también tiene su espacio en esta ruta. Desde Tamajón, la puerta de entrada a los pueblos de la arquitectura negra, puedes descubrir joyas como el Monasterio de Santa María de Bonaval, un impresionante cisterciense del siglo XII, o la enigmática Ciudad Encantada de Tamajón, con sus peculiares formaciones rocosas.
El románico rural de Guadalajara es un tesoro escondido: la Iglesia de San Bartolomé en Campisábalos, con su curioso calendario agrícola tallado; las celosías mudéjares de la ermita de Santa Coloma en Albendiego, de una delicadeza extraordinaria; y el atrio porticado de la Iglesia del Salvador en Carabias, un lugar perfecto para transportarte al medievo.
Además, déjate llevar por las leyendas de la zona, como la del caballero templario San Galindo o los misterios que envuelven a la Iglesia de San Miguel en Sorbe de Beleña.
Mucho más que una ruta
La Ruta de la arquitectura negra no es solo un paseo por pintorescas aldeas de pizarra negra. Es una experiencia que combina naturaleza, historia y aventura. Un rincón del sur del Parque Natural de la Sierra de Guadalajara que invita a desconectar del mundo moderno y conectar con lo esencial.