Desde las 11 de la mañana ya podían los más madrugadores recoger sus bolsas de cotillón en la Plaza Mayor de Guadalajara. Una hora más tarde, para las campanadas del mediodía, eran bastantes decenas de adultos y niños los que esperaban a que el reloj del Ayuntamiento sonara.
En realidad, como bien planteaba el speaker de la ceremonia, los más pequeños no intentaron engullir las gominolas al ritmo de las 12 campanadas, lo cual habría sido imposible, sino al compás que fue marcando el propio presentador, desde el escenario.
Con jocosos pareados para cada uno de los campanazos, la chavalería fue cumpliendo con la ceremonia, al igual que muchos de los esforzados padres.
Una concentración familiar esta de las 12 de la mañana en la capital alcarreña, con la megafonía animando a mantener distancia entre grupos. Es la antesala, en la última jornada del año, de los muy polémicos vermús callejeros de 2021, de las cenas familiares e incluso de los cotillones, que siguen pie en un panorama general de contagios descontrolados.