Ya no hay hermanos maristas en su colegio de Guadalajara, que ocupa desde los años sesenta del siglo pasado un histórico edificio en el centro de la capital alcarreña.
En la tarde del sábado, 2 de septiembre de 2023, se celebraba la eucaristía de despedida de los últimos cuatro hermanos que aún estaban en el colegio.
La labor docente se inició en 1961, entonces con religiosos que vestían durante todo el día su sotana negra característica. En la España de la Transición los profesores externos eran cada vez más y los hermanos, cada vez menos. Las sotanas terminaron por desaparecer de la indumentaria habitual, mientras el beato Marcelino Champagnat seguía su camino hacia los altares. Fue justo en esos años cuando se produjeron comportamientos individuales que ahora rebrotan, en forma de escándalo.
Despedida, con el obispo
La ceremonia de despedida la presidió el obispo, Atilano Rodríguez. Asistieron más de un centenar de personas, entre los que había profesores, familias y alumnos del Colegio Champagnat de Guadalajara.
Los cuatro hermanos maristas, según se indica desde la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, «ya tenían desde este verano noticia de los nuevos destinos en diversas ciudades; los mayores, para residir en comunidades de descanso y los más jóvenes, con el encargo de visitar periódicamente el colegio, además de otras tareas en los respectivos lugares».