TOLEDO, 12 (EUROPA PRESS)
Los locales de hostelería de toda Castilla-La Mancha han podido abrir este viernes sus puertas después de la relajación de las medidas contra el COVID-19 decretadas por el Gobierno regional, que permiten de nuevo abrir sus negocios a los hosteleros. Sin embargo, esta vuelta a la actividad no ha sido recibida con los mismos ánimos por todos los empresarios, que se mueven entre la ilusión y la desesperanza, según el caso, ante el panorama actual.
Los baristas y restauradores de Ciudad Real han reabierto con ganas sus puertas este viernes. Así lo manifestaban tanto África Martín Arroyo del Café-Restaurante La Manuela, como Iván Mercado de la Cafetería Cruz y con la esperanza de que no tengan que volver a cerrar.
Al igual que los clientes, que ya han empezado a acudir a hacer sus consumiciones. «Ya se van viendo caras conocidas», manifestaba África Martín a Europa Press, a la vez que Iván Mercado añadía que vienen con incertidumbre «sobre todo del tema del código QR».
«A ver si sigue esto para adelante, ya que no se ha podido demostrar que seamos los culpables del aumento de casos. Esperemos no tener que paralizarnos otra vez. Nos queda ya poca mecha para aguantar y más sin ayudas, llega un punto en el que te planteas si puedes seguir abierto», ha manifestado África Martín.
«Las medidas son algo mejor que otras veces» añadía su compañero de profesión, Iván Mercado, ya que se puede servir dentro y fuera del establecimiento, aunque con restricción de aforo, aunque ha querido recordar a aquellos compañeros que tienen negocios pequeños «que estas medidas no les favorecen».
Ambos coinciden en lo injusto de que sólo a su sector se les exija el control de los clientes mediante código QR. De «sorprendente» ha calificado la medida África Martín, ya que no entienden, al igual que Iván Mercado, porque no se exigen en otro tipo de negocios, como supermercados o tiendas de ropa. Además de ser «una responsabilidad muy grande» dejar este tipo de actuación en sus manos. Ambos han coincidido en «lo precipitado» de la medida pero a la que habrá que «adaptarse si no queremos que nos cierren».
«SIN ILUSIÓN» EN PUERTOLLANO»
El popular bar Segovia de Puertollano (Ciudad Real) ha abierto «sin ilusión» en la jornada de este viernes. «Ilusión, ninguna», lamenta José, su propietario, quien ha decidido cerrar momentáneamente su establecimiento para participar en la marcha de protesta convocada en la ciudad minera por un grupo de hosteleros apoyados por la Federación de Empresarios.
Este hostelero considera que las limitaciones de aforo impuestas por los decretos del Gobierno regional son insuficientes para «soportar» los gastos de este local, con una terraza muy reducida, y además el horario de toque de queda limita los servicios de café, uno de los ingresos principales. A su juicio, pese a la reapertura, la situación «va de mal en peor» ante un horizonte de incertidumbre.
Considera asimismo que las líneas de ayuda puestas en marcha por la Junta son inalcanzables para negocios como el suyo, y que además la obligatoriedad de registro de clientes por código QR «criminaliza» al sector y puede dar pie a situaciones como que un cliente que dé positivo y se «recorra cuatro o cinco bares» obligue a «cerrar» a todos esos negocios. Además, a su juicio, esta norma, en todo caso, debiera aplicarse en todos los sectores. «Solo nos han metido a nosotros en el ajo», lamenta.
En el mismo sentido se ha expresado Mario Pasamontes, del restaurante La Merina Negra de Almodóvar del Campo (Ciudad Real). Este empresario ha reabierto su establecimiento «con cierta ilusión que se va quitando». A su juicio, la apertura parcial es solo un «caramelito» para apaciguar al sector. «Lo que queremos no es ganar más dinero, como dicen algunos, sino no perder más dinero», ha enfatizado este hostelero, quien además ha criticado las «trabas» administrativas en la aplicación de los ERTE.
Respecto al registro por QR, ha mostrado su escepticismo. «Quizá se pueda controlar al cliente que se queda a comer, pero cómo hacerlo con quienes se toman el café rápido, o con las personas mayores sin móvil, o con el cliente de terraza que pase al servicio», ha señalado, al tiempo que ha añadido que esta medida debiera aplicarse también a otro sectores donde pueda haber incidencia de contagios.
NO TODOS LOS BARES ABREN EN GUADALAJARA
Mientras, en Guadalajara, Lucían Dan es hostelero en el pequeño municipio de Cantalojas, aunque también regenta varios bares en otras localidades como Sigüenza o Atienza, y en cada una ha adoptado una decisión. En la Ciudad del Doncel ha decidido no abrir aún el bar Alameda porque «es muy pequeño» y con las medidas que se exigen no le resulta «nada rentable». «Gano más dinero con el bar cerrado que abierto», ha dicho. Y es que, según Dan, su público en este caso proviene especialmente de Madrid y en fines de semana, por lo que «ahora, no hay color»; esperará a que las medidas sean menos restrictivas para la reapertura,
Sin embargo, sí ha abierto el bar-restaurante El Hayedo que tiene en la Sierra Norte porque es más amplio. Pero el problema en este caso es que sus clientes del día a día son los mayores del pueblo que van a tomar el café y se pregunta cómo van a llevar ellos «eso del código QR», ha apuntado.
«¿Cómo les voy a decir a los cuatro abuelos que pueden acercarse a tomar un café que se tienen que descargar un código si, o no tienen móvil, o si lo tienen, es muy antiguo, o tampoco saben como hacerlo», ha señalado con cierta preocupación.
Y en el caso de la capital, Mario de Lucas, propietario del bar restaurante La Duquesa, no ha notado mucha afluencia en las primeras horas tras la reapertura, y lo atribuye a que algunos de sus clientes «ya han cambiado el ritmo» y como ellos ofrecen el café para llevar, prefieren seguir de momento en esta línea.
En cuanto al uso del código QR , «es otro de los goles que nos han marcado en esta ocasión», ha subrayado. En su opinión, va a «complicar bastante la vida» a los posibles clientes, «un impedimento más, especialmente para los más mayores».