Los ingenieros industriales de Toledo y de Ciudad Real han defendido, en sendos comunicados, que es necesario ampliar la vida del parque nuclear español existente. Con el plan actual, Trillo dejará de estar activa en 2035 y ese será el fin de este tipo de instalaciones en España.
Abogan los ingenieros por una combinación equilibrada de energía nuclear y fuentes renovables para asegurar un futuro sostenible. «Esta posición surge en un momento crítico donde la seguridad de suministro y la sostenibilidad ambiental están en juego, especialmente tras las deliberaciones de la COP28 en Dubai, donde se enfatizó la necesidad de integrar la energía nuclear como una medida para asegurar el suministro de energía y como una estrategia fundamental para reducir la dependencia de combustibles fósiles y mitigar las emisiones de CO2», aseguran.
Sostienen que Europa se enfrenta a una dualidad de desafíos: por un lado, la urgencia de acelerar la descarbonización y, por otro, la necesidad de garantizar la seguridad energética en medio de una volátil geopolítica y una dependencia significativa del gas natural, especialmente de Rusia.
«Este contexto ha llevado a la inclusión de la energía nuclear dentro de la taxonomía verde de la UE y en la Reforma del Mercado Eléctrico Europeo. La guerra en Ucrania ha intensificado la necesidad de revisar las políticas energéticas actuales, sobre todo respecto al cierre progresivo de las plantas nucleares previsto entre 2027 y 2035 por el Gobierno de España, según el Plan Nacional de Energía y Clima y el acuerdo alcanzado en 2019 entre el MITECO, ENRESA y las compañías eléctricas propietarias de las centrales».
El presidente de la Comisión de Energía del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid, Jaime Segarra, advierte de que «sin una extensión en la operación de estas plantas, España podría enfrentarse a un déficit en la cobertura de la demanda eléctrica, siendo forzada a depender más de las plantas de ciclo combinado que queman gas natural, con el consiguiente aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero».
«A más largo plazo, aunque las renovables cubrieron más del 50% de la demanda eléctrica en 2023, la velocidad de su despliegue y la falta de soluciones de almacenamiento efectivas plantean riesgos significativos para la estabilidad del suministro».
El Colegio señala que las centrales nucleares, que actualmente proporcionan el 20% de la electricidad consumida anualmente en España, aproximadamente 55.000 GWh, desempeñan «un papel crítico» en la estabilidad del sistema eléctrico nacional. Además, las centrales nucleares ofrecen un suministro constante y sin emisiones que puede compensar la intermitencia de las energías renovables hasta que las tecnologías de almacenamiento de energía, como el hidrógeno verde, estén plenamente desarrolladas y sean económicamente viables.
El problema de los residuos
Desde el punto de vista de la gestión de residuos nucleares, los expertos del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid (COIIM) destacan que el combustible descargado de las centrales está muy concentrado, lo que facilita su control. No obstante, «la situación actual con múltiples sitios de almacenamiento temporal en las plantas nucleares plantea desafíos en términos de su gestión». «Un enfoque más centralizado sería preferible», opinan.
Afirman que el papel del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) como organismo regulador «riguroso, independiente y reconocido internacionalmente» en este contexto es «fundamental», ya que garantiza que todas las actividades nucleares en España cumplan con los más altos estándares internacionales de seguridad. «Esto constituye una gran fortaleza frente a retos como una posible ampliación de la vida operativa de las plantas o una adecuada gestión del combustible descargado».
El análisis de los Ingenieros Industriales concluye que una estrategia de prolongación controlada y segura de las licencias de operación del parque nuclear actual como la mejor forma de gestionar el futuro de nuestro sistema eléctrico y los riesgos geopolíticos que puedan resultar del suministro de gas natural. Al menos, aseguran, hasta que las energías renovables y el almacenamiento de larga duración estén plenamente implantadas. Este enfoque, opinan, permitiría a España enfrentar los desafíos inmediatos de suministro eléctrico y avanzar hacia una transición energética «más robusta y sostenible».