El Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, en una operación conjunta con agentes de la Policía Nacional, ha desarticulado una organización criminal internacional dedicada al tráfico de drogas vinculada con cárteles mexicanos. En concreto, se ha detenido a 24 personas e incautado 1.000 cogollos de marihuana y 37 kilos de cocaína, además de armas y artículos de lujo.
Días pasados, a mediados del mes de mayo, se ha llevado a cabo una amplia operación policial, en la que han participado más de 200 agentes, para completar la desarticulación de la organización. Se han llevado a cabo 13 registros en distintas localidades de Madrid (ocho) y Guadalajara (cinco), y ocho inspecciones en las provincias de Madrid (cinco) y Málaga (tres).
Como resultado de los registros, los agentes intervinieron 1.000 kilos de cogollos de marihuana, 37 kilos de cocaína, diez armas, 105.116 euros en metálico, así como 17 vehículos y cuatro viviendas.
Además, fruto de la operación se han desmantelado dos laboratorios para el procesado de cocaína y dos invernaderos destinados al cultivo de marihuana, y se han bloqueado 20 cuentas bancarias.
Año y medio detrás de esta banda
La investigación se inició a finales de 2020, cuando se detectó la llegada a Madrid de varios ciudadanos mexicanos, procedentes de Sinaloa, que rápidamente se instalaron en diferentes viviendas de lujo.
Al poco tiempo, los agentes observaron que estos comenzaron a trabajar en grandes plantaciones de marihuana situadas en la provincia de Guadalajara, donde recibían visitas reiteradas de personas vinculadas al tráfico de drogas. Según ha podido confirmar LA CRÓNICA en fuentes próximas a la investigación, los invernaderos se encontraban en la zona de Pastrana.
Posteriormente, los agentes identificaron a un clan familiar, vinculado con cárteles mexicanos, que había introducido en España más de 10 millones de euros en metálico y oro de inversión con la finalidad de asentarse en España. Los investigados comenzaron a comprar vehículos de lujo y viviendas de ‘alto standing’, así como a adquirir varios negocios y a constituir sociedades cuyo propósito, tal y como quedaría acreditado posteriormente, era canalizar los beneficios obtenidos de la venta de sustancias estupefacientes.
Asimismo, los miembros de la organización sobornaron a distintos funcionarios para que les ayudaran a asentarse y a conseguir documentación.
En concreto, en un primer momento, el entramado basó su modelo de negocio en constituir sociedades en España, Portugal y Suiza para la explotación de los cultivos de cannabis. En este sentido, contaban con plantaciones de marihuana en diferentes provincias de España, cuya finalidad era la extracción de productos derivados del CBD en laboratorios de Suiza y Portugal.
En menos de 3 meses, una cosecha de marihuana
Los agentes han llegado a intervenir 60 toneladas de plantas, hecho que motivó que la organización invirtiera en nuevos sistemas de cultivo basados en la creación de contenedores con un software inteligente que les permitiría obtener cosechas en menos de tres meses. Algunos de los miembros mexicanos del grupo criminal trataron de adquirir este negocio por una importante suma de dinero, si bien las actuaciones policiales lo frustraron.
Posteriormente, los investigadores localizaron varios almacenes donde la marihuana procesada, que había sido cultivada en grandes invernaderos de más de 4.000 metros cuadrados, era envasada al vacío y distribuida por distintos medios a los compradores, ocultándola en dobles fondos de mesas y otros muebles que enviaban por paquetería.
También cocaína
Además, los agentes detectaron la llegada a nuestro país de personas, procedentes de Sudamérica, a las que la organización usaba de ‘mulas’ para introducir cocaína base en paquetes café. La droga era procesada, envasada y serigrafiada en dos laboratorios de la provincia de Madrid para, posteriormente, venderla a personas que venían de Croacia y Holanda con las que habían cerrado negocios previamente. También contaban con otras redes de distribución a través de ciudadanos chinos y otros vendedores, ubicados en diferentes localidades de la Comunidad de Madrid.
Por otra parte, la investigación ha acreditado movimiento de capitales, ya que cambiaban constantemente de viviendas y se dedicaban a la compraventa de joyas y vehículos deportivos cuyos precios superaban los 500.000 euros.