En el pleno del pasado viernes, el Partido Popular y Vox aprobaban la subida del precio del autobús para cuando haya nuevo contrato. Esta misma semana, en Junta de Gobierno extraordinaria, salía adelante el estudio de viabilidad económico del nuevo contrato de autobuses… que tiene poco de viable porque consolida más de un millón de pérdidas anuales en la prestación del servicio, un dinero que asume el Consistorio y, en consecuencia, cada uno de los vecinos de Guadalajara.
El estudio ha recibido en el período de exposición pública más de una treintena de alegaciones de los dos partidos en la oposición, PSOE y AIKE, la empresa que presta actualmente el servicio y los propios trabajadores. Sin éxito en casi todos los casos.
Han pasado más de dos años desde que el anterior alcalde, Alberto Rojo, dejara que venciera el anterior contrato, que aún sigue en fase de licitación por sus sucesores.
Quizá lo más flagrante de todo sea que se hace oídos sordos a los advertido desde la Intervención municipal. Y no sólo por el desfase económico antes aludido, sino porque lo asume incluso aventurando un incremento en el número de viajeros del 2%, improbable.
Las críticas ya están llegando desde la oposición.
Desde AIKE, por ejemplo, piden al equipo de Gobierno que en la redacción de los pliegos se contemplen las cuestiones que no están reflejadas, o suficientemente definidas, en el estudio de El modelo sigue siendo, resaltan, «el de hace décadas: líneas extensas, largos recorridos, múltiples paradas, sin avanzar en otras posibilidades y sin atender cuestiones prioritarias como el transporte a los polígonos y centros de logística”.