Antes de nada, un consejo básico: cuando se le apague la luz en los aseos de las nuevas Urgencias del Hospital de Guadalajara, no manotee. De manera inflexible, a los pocos segundos, se quedará a oscuras. Pero, a diferencia de lo que ocurre con los retretes de las gasolineras, aquí basta con palpar la pared, localizar el interruptor, pulsarlo y que se haga la luz por otra veintena de segundos más… hasta que vuelve a apagarse. Cosas de la economía sostenible.
Más allá de la anécdota, que es real, lo cierto es que las instalaciones que este miércoles inauguraban los Reyes de España son espectaculares. Lo mejor que se puede decir de ellas es que no se parecen en nada a las que los guadalajareños vienen conociendo, y padeciendo, en las últimas décadas.
El cambio es especialmente notable en las Urgencias, el primero de los servicios que se trasladará al nuevo edificio. Se sustituye lo angosto por lo amplio, como puede comprobar el lector en estas imágenes:
Más o menos todo lo que va de siglo se viene hablando en Guadalajara de esta obra, que ya se va acabando. Empezando por las Urgencias, que se abrirán «en los próximos días».
Anuncios de García-Page
Se esperaba con interés que en los prolegómenos de la visita real aprovecharan los responsables políticos para realizar anuncios sobre el futuro de la atención hospitalaria en Guadalajara. Alguno ha habido, pero tendrá que haber más.
Concretamente, el presidente regional se ha comprometido a que la capital alcarreña disponga, en una fecha indeterminada, de Cirugía Pediátrica y Neurocirugía, dos servicios propios de grandes hospitales y que, ha asegurado García-Page, estarán en la cartera de servicios del de Guadalajara.
Más próximo en el tiempo fue otro anuncio: el que fija para el próximo mes de enero la fecha para sacar a licitación el proyecto de reforma de los edificios antiguos.
El máximo interés de los dos millares de empleados que tiene actualmente el Hospital Universitario de Guadalajara está, no obstante, en saber cómo se va a hacer para dotar a las nuevas instalaciones de una plantilla suficiente, dadas las carencias presentes. En este sentido, Page afirmó este miércoles que «el hospital va a contar con 250 profesionales más, que con el tiempo sobrepasarán los 350 o 400. Es decir, ya solo la mejora de servicios es espectacular, en un momento en el que hay carestía de profesionales. Vamos a mejorar todas las prestaciones y vamos a conseguir un objetivo que marqué hace tiempo cuando dije que estaba muy cansado de la demagogia política que se hacía cuando se decía que para lo importante había que irse a Madrid”. La consecuencia será, cuando se termine de conseguir, que los pacientes de Guadalajara dejen de estar condenados a la trashumancia actual, sobre todo los oncológicos.
Lo anterior llegó después de un retraso de media hora en el inicio sobre el horario previsto. Un acto que arrancó con el consejero de Sanidad detrás del atril. Fernández Sanz habló, como los que le sucedieron, sin mascarilla ante un auditorio de enmascarados, tanto políticos, sanitarios y periodistas.
Dos minutos tardó el consejero en aludir a la paralización de las obras en 2016, una «decisión equivocada, que tomaron otros». Ocho millones y medio de indemnizaciones, 140 millones de obra después y con un coste total de 180 millones de euros, incluido el equipamiento, llegamos a este momento.
Más o menos todo lo que va de siglo se viene hablando en Guadalajara de esta obra, que ya se va acabando. Empezando por las Urgencias, que se abrirán «en los próximos días».
El alcalde de Guadalajara, feliz
Le siguió en el uso de la palabra el alcalde de Guadalajara quien, tras el «querido Jesús», en alusión al consejero, habló de «un nuevo hospital» que supone «que Guadalajara reduzca los desplazamientos a otros centros sanitarios» fuera de la provincia. Los últimos retrasos los atribuyó Alberto Rojo a la «crisis de suministros».
«Los que pararon estás obras se dedicaron a mentir durante años, fue verdaderamente irresponsable», insistió Rojo quien, cuando eso ocurría, era delegado de la Junta. Aprovechó para sugerir que si en estos momentos el alcalde fuera otro, no estarían faltando las polémicas.
Desde la segunda fila de invitados le escuchaba su más cercana colaboradora en el Ayuntamiento, Sara Simón, que para la ocasión vestía un elegante conjunto de chaqueta y pantalón fucsia con mascarilla quirúrgica rosa, a juego.
Pablo Bellido, acto seguido, fue quien primero habló de «día histórico» para definir esta fecha. Vinculó la ampliación del hospital a la propia existencia de la Comunidad Autónoma, sosteniendo que si hubiera que disputar inversiones con otras regiones en Madrid, sería más difícil conseguirlas. «La felicidad es la mejor medicina» razonó el presidente de la Cortes regionales. Le atribuyó el mérito del metafórico específico, directamente, a García-Page.
Fue el presidente de Castilla-La Mancha quien cerró el turno de intervenciones, en los términos esbozados en líneas anteriores. Trazó un panorama general sobre la Sanidad pública de la región, de la que se proclama «orgulloso». Respecto al complejo de Guadalajara, insistió en que «nuestro objetivo es que sea un hospital pleno» en cuanto a las especialidades que acoja. Para ello, la parte antigua se va «a hacer nueva también», con más espacio y nuevos servicios.
No se olvidó Page de citar a la Atención Primaria, considerando que se la ha ido atendiendo presupuestariamente, por encima de la cuarta parte del total del gasto del SESCAM.
«Un hospital no se abre como El Corte Inglés de la noche a la mañana», previno García-Page para alertar de que aún se tardará un tiempo en culminar la mudanza.
Dos o tres meses más para terminar un proceso con varios lustros de espera.