Como ya se había anunciado, la fachada del Ayuntamiento de Guadalajara fue iluminada en la noche del viernes con los colores de la bandera arcoíris, la enseña que precisamente sus actuales responsables se han negado a que apareciera de ninguna forma en las Casas Consistoriales, ni en un mástil ni en forma de pancarta. La polémica ha salpicado, como saben los lectores de LA CRÓNICA, las jornadas previas al Día del Orgullo LGTBI, que se celebraba el 28 de junio.
“Guadalajara es una ciudad libre, tolerante y respetuosa, donde cada uno puede ser uno mismo y puede ser lo que quiera, porque de eso se trata, es una cuestión de respeto. Creemos firmemente en la igualdad y en el respeto de todas las personas, independientemente de cuál sea su orientación sexual”, ha proclamado la alcaldesa de Guadalajara, Ana Guarinos.
“Tenemos un compromiso con la igualdad, la diversidad y los derechos humanos y tenemos el compromiso de trabajar y seguir trabajando en el futuro, para que todas las personas independientemente de cual sea su orientación sexual o su sexo, puedan vivir en libertad y con respeto y con algo tan importante como es la dignidad de todo ser humano”, ha insistido la alcaldesa.
Media entrada para el concierto que el Ayuntamiento vinculó al Orgullo
Como acto central de esta conmemoración por parte del Ayuntamiento, en la tarde del jueves el Teatro Buero Vallejo acogió “Yo soy el que soy”, espectáculo del violinista Aaron Lee, que contó con la presencia de unas 500 personas.
La obra narra en primera persona el viaje de superación y tolerancia, de búsqueda de la libertad, la identidad y la aceptación de su protagonista, al que interpreta el propio Aaron Lee, violinista madrileño de origen coreano, que tuvo que huir después de que sus padres se enterasen de que era homosexual. Aaron Lee sufrió maltrato por parte de su padre, quien también lo secuestró en una isla desierta al enterarse de su orientación sexual.
