A mucha distancia de Zorita de los Canes se encuentra Tarazona, una localidad en la que apareció, casi a ras de tierra, una pieza visigoda que ha dado nuevo sentido a una de las que forman el fondo del Museo de Guadalajara. Si hasta ahora se consideraba que la «placa de los leones» que se guarda en la capital alcarreña era un broche ornamental, el hallazgo en suelo aragonés apuntaría a que, en realidad, se trata de un troquel para facilitar el trabajo de repujado en cuero.
Los encontrado en Tarazona, y que se describe con todo detalle en este estudio consultado por LA CRÓNICA, es una placa única de bronce de pequeñas dimensiones. Los investigadores concluyen que fue utilizada como cuño o troquel para el trabajo del cuero hace más de 1.400 años.
La placa imita a los típicos broches de cinturón liriformes de época visigoda y está profusamente decorada con motivos mitológicos, animales y vegetales. Está elaborada en un molde a la cera perdida ricamente decorado con grifos o criaturas mitológicas clásicas mitad águila, mitad león, así como diferentes aves rapaces como un milano real.
Para identificar correctamente la pieza, los autores la comparan con otras, localizadas en el norte de Europa.
El hallazgo arqueológico de Tarazona coincidiría en uso con «placa de los leones», de similares características y encontrada en un enterramiento en Recópolis, uno de los yacimientos visigodos más importantes de la Hispania de los siglos VI y VII.