Es una de las noticias más comentadas en la política española de la pasada semana, aunque tenga más de estrambote que de lo que el clásico podría considerar auténticas cuestiones de Estado. María Teresa Arévalo, una mujer de Miguelturra pasada por las aulas de Políticas en la Complutense, se ha convertido en la gran protagonista de estos días por su labor como cuidadora de la niña pequeña de Irene Montero y Pablo Iglesias.
Ha tenido que ser una antigua abogada de Podemos, Mónica Carmona, quien haya puesto negro sobre blanco el asunto, en escrito remitido al juez Juan José Escalonilla. Lo más desmesurado de todo es que Arévalo está cobrando un sueldo de más de 5.000 euros brutos al mes como asesora y con nivel 30, el máximo posible para un funcionario. Con ese cargo discrecional estaría realizando desde agosto de 2019, cuando la pequeña nació, funciones de índole doméstica a beneficio de la ministra de Igualdad.
María Teresa Arévalo nació en 1980 en Miguelturra. No terminó sus estudios universitarios. Tampoco llevó a buen puerto el negocio de panadería repostería que intentó en su pueblo a comienzos de la década pasada.
En las generales de 2016 resultó elegida diputada por Albacete en las listas de Podemos.
En su primera declaración de bienes ante las Cortes declaró tener 3,36 euros en el banco. En la cámara ejerció como portavoz adjunta en la Comisión de Hacienda y Administraciones Públicas, entre otros cargos.
Su trayectoria parlamentaria terminó en 2019. Casi al mismo tiempo que nacía la hija menor del matrimonio Iglesias-Montero.