El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha propuesto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desistir del documento firmado entre PSC y ERC para ceder la gestión de los impuestos a Cataluña, sugiriendo como alternativa un documento que salga de un debate «multilateral entre todas las comunidades autónomas» con el que pretende «intentar cuadrar el círculo».
Tras la reunión mantenida en el Palacio de La Moncloa, ha dicho en rueda de prensa que el modelo de financiación a aplicar sea «multilateral, entre todos, sin regímenes especiales más allá de los que marca la Constitución«, al tiempo que se ha mostrado confiado en que el debate no llegue a suscitarse en el Congreso.
Un ejercicio entretenido es analizar las expresiones faciales de ambos dirigentes, en las diferentes fases del encuentro:
No trocear España en 17 mercados diferentes
Ha planteado además avanzar a nivel nacional en una ley de armonización fiscal para «evitar el ‘dumping’ entre comunidades autónomas, ya que defiende que «la capacidad fiscal no lo es para 17 regímenes distintos». «Hay que establecer un planteamiento de evitar competencia fiscal», ha abundado.
Ha confesado García-Page que no se va de la reunión «ni más ni menos tranquilo», si bien ha afirmado que la única «novedad» en cuanto a la discusión de la financiación autonómica es que ese cambio lo será «de todo el sistema».
Si eso es así, «se buscarán soluciones» en el marco multilateral, pero «si el planteamiento es que los pobres tengamos un régimen y los que pueden permitírselo tengan un ático, nosotros no entraremos», ha abundado.
«El acuerdo PSC y ERC es un concierto. Pueden escribirlo en arameo, pero es un concierto como la copa de un pino. Se miran en el cupo vasco, básicamente. Creo que a las cosas hay que llamarlas por su nombre. De ese documento se desprende un cupo y es inadmisible», ha abundado.
Tras dejar claro que el Estado ha visto incrementar sus ingresos mucho más de lo que han conseguido las comunidades autónomas, ha pedido convocar el Consejo de Política Fiscal y Financiera para abordar el nuevo sistema de financiación, recordando la necesidad de una amplia mayoría en el punto de vista de las comunidades autónomas, en alusión al hecho de que el Gobierno solo necesite el voto de una sola comunidad autónoma para validar un tratamiento singular en materia de financiación para Cataluña.
Tal y como ha expresado, si la pretensión de un cupo como el catalán fuera asumida, por ejemplo, por la Comunidad de Madrid, «toda la izquierda estaría rechazándolo».
Lo pendiente con Castilla-La Mancha
Son 194 asuntos que «afectan a las relaciones de gestión entre la región y el Gobierno de España» y muchos de ellos tendrán que ‘ultimarse’ con distintos ministerios», ha apuntado García-Page.
Con todo, el tema «esencial» ha sido el de la financiación autonómica, tal y como ha desvelado.
El planteamiento que ha elevado ha sido «el mismo» que venía desgranando de un tiempo a esta parte y el que elevó en el Comité Federal. «Llevo a gala decir lo mismo en privado que en público».
Así, se ha hablado «ampliamente» de la financiación autonómica, una conversación donde los argumentos expuestos al presidente del Gobierno han sido pronunciados «desde la cordialidad».
En primer lugar, ha dicho que se parte de la base de que las convicciones de quienes creen en la socialdemocracia desde un modelo progresista, y quiere «que no se pueda replantear un concepto básico» amparado en la Constitución, y es que la riqueza de España «es de todos». Una premisa que «no es una frase hecha ni un protocolo» sino un «concepto con mucha miga».
Así, su región «se opondrá a que la riqueza, en vez de distribuirla entre todos, empiece a computar por territorios».
«Hablando de manera clara, la riqueza de Castilla-La Mancha no es de los castellanomanchegos, y la de Cataluña no es de los catalanes. Es de todos», ha ahondado, apuntando que «si alguien está buscando que se pase a distribuir la riqueza como 17 riquezas en algún punto de supuesta solidaridad», eso no es «un modelo de sistema federal», sino «algo que contraviene los principios más elementales de la equidad».
Para García-Page, «nunca la igualdad de España» ha estado tan ligada a la «unidad». «El concepto básico es que la economía no se puede trocear en 17 mercados o en 17 políticas fiscales. Los territorios no pagamos impuestos, los paga la gente, los ciudadanos y las empresas, conforme a un principio enraizado a la izquierda, que pagan más los que más tienen, y menos los que menos».
Reclama en este punto una «justa redistribución de la riqueza», y si «se defiende que en la renta pague más quien más tiene», ese pretexto también ha de defenderse cuando se habla «de territorios».
Dentro de la conversación de la «redistribución» y la «solidaridad» de todos los españoles, ha citado el artículo 156 de la Constitución para apuntalar su punto de vista.
Con la idea de que el 90% del gasto autonómico va a parar a sanidad, educación y servicios sociales, ha zanjado que «no hay privilegio posible» en uno u otro territorio.
«Ningún territorio puede querer quedarse con todo lo que tiene de riqueza, porque lo que tienen es consecuencia de la actividad de generaciones enteras», ha reivindicado García-Page.
Un encuentro «cordial»
Emiliano García-Page ha apuntado que su encuentro de este viernes con Pedro Sánchez se ha desarrollado en un «ambiente muy respetuoso y cordial».
«Le agradezco sinceramente que haya estado abierto a cualquier tema y que no haya puesto límites, es de agradecer, y desde luego en tono de cordialidad», ha admitido el propio García-Page a preguntas de los medios tras el encuentro.
«Seguramente el Partido Popular dirá lo de siempre, ¿no?, que poco más o menos esperaría que viniera aquí con una bomba lapa para dejarla colocada en Moncloa, pero bueno, estamos acostumbrados ya a escuchar bobadas», ha añadido.