Ahora sí que parece llegado el momento de decir adiós a las cabinas telefónicas, en cualquiera de los diseños que aún existen en nuestras calles.
Desde hace años prácticamente nadie las utiliza. Tampoco han conseguido usos alternativos, pese a que Telefónica lo intentó. Dejan de ser un servicio público esencial y, por tanto, no hay forma legal de obligar a nadie a correr con el gesto del mantenimiento de estas reliquias.
Con la aprobación por el Consejo de Ministros del proyecto de Ley General de Telecomunicaciones (LGT) la sentencia está dictada, aunque aún haya proceso administrativo y político que cumplir. Las Cortes Generales deberían haber hecho su trabajo al respecto en el primer semestre del próximo año.
¿Habrá nuevo indulto para las cabinas?
Será raro que haya un nuevo indulto, como el ocurrido 2019 cuando el Gobierno decidió prorrogar su inclusión en el servicio universal de telecomunicaciones. Alrededor de 15.000 aún siguen diseminadas por toda España, ajenas incluso a nuestros ojos y con una media de poco más de una llamada al día por aparato. Los que más se han seguido fijado en ellas han sido los gamberros, todo sea dicho.