En el primer Corpus «postpandemia», la climatología se ha apiadado de los apóstoles, de los niños, de sus madres y de sus abuelas: la procesión de este domingo se hará con una temperatura mucho más soportable que la de la víspera. Según AEMET, entre las doce de la mañana y la una de la tarde se espera una máxima de 24 grados a la sombra, que podría llegar a los 28 un par de horas más tarde.
Menos considerado se ha mostrado el viento, que durante la tarde del sábado y en la madrugada ha soplado con fuerza suficiente como para destrozar el trabajo realizado en las alfombras, tan típicas ya de esta celebración en Guadalajara, y con efectos que ha sido imposible disimular en algunas casos.
Según confirmaba a este diario alguno de sus responsables, hasta en tres ocasiones ha habido que reponer y repasar el serrín en la más monumental, que es la de Miguel Fluiters. El esfuerzo realizado por otra cofradía frente a San Nicolás ha sido también grande, pero en una de las dos presentadas este año era muy visible el acúmulo en la acera de arena teñida, como consecuencia de la fuerza, persistente, del viento.
Pese a estas inclemencias, todo el recorrido de la procesión del Corpus presentaba un gran aspecto este 19 de junio, tres días después de la celebración «laboral» de esta fiesta religiosa en toda Castilla-La Mancha (la Junta sigue haciendo festivo el jueves, mientras que la diócesis lo celebra en domingo) y con los niños de primera comunión dispuestos a vestir por segunda y última vez su traje.