No habremos terminado de comernos las doce uvas del nuevo año y Guadalajara ya estará estrenando su Zona de Bajas Emisiones. Discretamente, algunos operarios están instalando esta semana, a lo largo de todo el perímetro de esa parte de la ciudad con futuras limitaciones al tráfico, las señales que lo indican. Las condiciones que se impongan a los conductores quedaron definidas el pasado mes de octubre, después de lo yo pergeñado por el anterior equipo de gobierno del Ayuntamiento. Aquí lo que manda, y obliga, es la norma estatal.
La Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Guadalajara estará activa desde el 1 de enero de 2024, sobre un área de más 718.000 metros cuadrados, sobre todo en el casco histórico de la ciudad. Habrá restricción del acceso, circulación y estacionamiento de los vehículos más contaminantes, que son los que no pueden lucir ni siquiera la «B» en su parabrisas. Además, los vehículos de vecinos empadronados en la zona, los de los propietarios de garajes, trabajadores, propietarios de negocios, taxis, etc. tendrán acceso automático a la ZBE, sin necesitar siquiera de la etiqueta de la DGT.
Además, otros muchos vehículos serán autorizados. Así, los residentes contarán hasta con 10 invitaciones para el acceso de familiares o visitantes y para los dos colegios existentes en la zona habrá listas blancas, con hasta tres matrículas de vehículos por alumno, que permitirá en acceso a la ZBE en horario de 7 a 10 horas y de 12 a 17.30 horas.
Aire más puro donde menos tráfico ya había
Todas las ciudades de más de 50.000 habitantes están obligadas a crear Zonas de Bajas Emisiones para cumplir con distintas directivas europeas y también con la Ley contra el Cambio Climático. La ZBE de Guadalajara comprenderá todo el casco de la ciudad, dentro del perímetro que marcan la glorieta de Bejanque, La Carrera, doctor Fernández Iparraguirre, Cuesta del Matadero, Cardenal González de Mendoza, Avenida del Ejército hasta Plaza de España y todo el barranco del Alamín. Todas estas vías mencionadas quedan fuera de la Zona de Bajas Emisiones. De este modo, se da la paradoja de que las vías con mayor tránsito de coches (y, por tanto, más contaminación) seguirán polucionando tanto o más que hasta ahora.
Todos los vehículos que quieran acceder al casco podrán hacerlo con la condición general de que el destino final sea el propio casco y que vayan a aparcar en él. Sólo estarán vetados los vehículos del grupo A, que son los de gasolina anteriores al año 2000 y los diésel matriculados antes del 2006.
«Ni se peatonaliza una sola calle ni se cierra todo el casco a la circulación. Lo que hacemos es regular y ordenar tanto el tráfico como el aparcamiento, restringiendo el acceso a los vehículos más contaminantes e impidiendo que el casco sea zona de paso con coches dando vueltas», apuntaba la pasada primavera la por entonces concejala Sara Simón. «Estamos en una ciudad pequeña en la que un vehículo de categoría A no podría aparcar en el Jardinillo pero sí en el parque de la Concordia, la calle Virgen del Amparo o la avenida del Ejército», razonaba también Simón.
Un complejo sistema de control
Un aspecto crítico de la Zona de Bajas Emisiones será, tanto ahora como sobre todo en un futuro, la gestión de accesos. Para conseguirlo se establecerán 8 puntos de entrada, 7 de salida y 5 puntos dobles (con entrada y salida), lo que da un total de 20 puntos. Además, se instalarán sistemas de control en los 4 aparcamientos públicos ubicados en el interior de la Zona de Bajas Emisiones. La intención es que, como sucede en la capital de España, con toda esta implantación tecnológica se conozca qué vehículos acceden al área y el tiempo de estancia en la misma, anulando las solicitudes de denuncia cuando se justifique.
El Ayuntamiento de Guadalajara dispone desde hace años de un sistema de 12 cámaras de reconocimiento de matrículas, que se quiere coordinar con el de próxima instalación, en una única plataforma.
El equipo de control de acceso que se ha querido para Guadalajara incluye en el interior de una única carcasa metálica y estanca la cámara de lectura de matrículas, la cámara de contexto, un foco IR y la unidad de proceso.
En efecto, cada control de accesos contará con una cámara IP destinada a identificar el vehículo y la escena (contexto) en la que se ha producido la detección de dicho vehículo. Esta cámara grabará en color «e incluirá una óptica de distancia focal adecuada a cada punto de control para garantizar la correcta identificación del vehículo y todos los elementos contenidos en la imagen». La cámara debería poder leer las matrículas ubicadas en la zona de entre 10 y 30 metros sin necesidad de modificaciones o de ópticas especiales.
¿Qué sabrá de mí el sistema?
Cuando su coche y usted estén debajo de la cámara de control, se recopilarán muchos datos:
• un archivo en formato JPEG o TIFF con la foto del vehículo en infrarrojo.
• un archivo en JPEG o TIFF con la foto del vehículo de color.
• un archivo en formato JPEG o TIFF con la foto de solo la matrícula del vehículo.
• archivo con la estructura de datos que contenga al menos la información acerca de:
la placa del vehículo leída por la cámara
la fecha y hora de cuando se había tomado la foto en infrarrojo (el sello de fecha y hora)
el número de la cámara que generó los datos
el lugar de instalación de la cámara
la dirección del viaje del vehículo o la detención
el número del carril
la detección del vehículo en la lista negra o en la lista blanca
la diferencia del tiempo entre la cámara y el servidor NTP – en milisegundos
Como se citaba más arriba, el equipo de control de accesos contará con una cámara IP destinada exclusivamente a la lectura de matrículas. Está cámara funcionará en blanco y negro e incluirá una óptica varifocal y un filtro infrarrojo (IR) para optimizar la detección y lectura de las matrículas.
Y además, un portal web
Queda por ver en qué consistirá un anunciado portal web, abierto a los usuarios y que se incluirá dentro del ya existente en el Ayuntamiento de Guadalajara. Se pretende que permita «la autogestión del usuario con las reglas definidas por el Ayuntamiento y sus ordenanzas, incluida la actualización de vehículos de sustitución, gestión de varios vehículos (bajas, altas, etc,), autorizaciones temporales y otros aspectos.
Todo lo anterior ha costado más de un millón de euros.