Quienes sostienen que la R-2 debe quedar libre de peaje podrían tenerlo cada vez más complicado, a la vista de las cifras. No es esa la primera preocupación de sus gestores y tampoco sería la mayor de las satisfacciones, a la vista de las cifras. Sin embargo, las barras que adjuntamos no reflejan el impacto del coronavirus en la movilidad de los españoles durante 2020.
Una evidencia incontestable es que los conductores, después de casi dos décadas desde que se planteó el proyecto, aceptan cada vez en mayor número pasar por caja y abonar los 2,50 euros que cuesta el trayecto desde Guadalajara hasta la M-50.
El gráfico que se acompaña refleja, con todo detalle, la evolución del tráfico en ese tramo. La línea ascendente es muy clara, con los datos hasta finales de 2019:
LA CRÓNICA ha podido consultar los datos de tráfico de que dispone el Ministerio de Transportes. A lo largo del «año de la pandemia», la reducción del tráfico fue del 40 por ciento. Pero es que en el último mes disponible, que es febrero de 2021, la calzada de la R-2 estuvo aún más desierta por tierras campiñeras: una media de apenas 3.831 vehículos por día y un descenso acumulado en ese mes del 48,7%
Falta por conocer cómo ha afectado, y en qué sentido, el final del estado de alarma. Las restricciones a la movilidad no tenían influencia en los tránsitos por motivos laborales, que son la inmensa mayoría de los que propician el uso de la R-2, salvo en fin de semana.
Y la realidad puede llegar a ser incluso un poco más complicada que todo eso, ya que no es lo mismo el flujo circulatorio entre Alcalá de Henares y la M-50 que por el resto de la R-2 hacia Marchamalo. En los últimos años, la autopista de peaje se ha consolidado como la mejor (y casi única manera) de llegar al norte de Madrid desde el Corredor a primera hora de la jornada laboral sin atascarse en Torrejón de Ardoz, en la A-2.
Para animar a los conductores a usar la R-2 fue crucial que a comienzos de 2019 se abarataran las tarifas. Fue una de las primeras decisiones del Ministerio al hacerse cargo de la gestión, junto con la requisa de las garantías económicas que tenían depositadas las concesionarias. Ahora, a la vista de los anuncios oficiales, parece más probable ver peajes en la autovías que usar la R-2 sin pagar por ello. En 2019, bajar el precio reactivo de inmediato la demanda. En la actual coyuntura podría ser una alternativa que nadie ha planteado, ni siquiera desde la oposición política.
Realmente, poco más se ha sabido, desde aquellos briosos comienzos, sobre qué pretende hacer el ministro Ábalos o cualquier miembro de su equipo con las radiales de Madrid. Tampoco termina de arrancar el tan anunciado, reiterado y prometido carril Bus-Vao en la parte madrileña de la A-2.
Se pide también una gratuidad «parcial»
En paralelo, también es recurrente desde hace años el planteamiento de sacar del peaje, al menos, desde Cabanillas del Campo a Marchamalo. Y no porque le interese específicamente a esas dos localidades, sino porque sería la manera de que la Junta de Comunidades se ahorrase (en euros) el desdoblamiento de la carretera de Fontanar, cada vez más colapsada por la creciente actividad de la Ciudad del Transporte. A esa alternativa se ha sumado el alcalde de Guadalajara, como expresó en una reunión mantenida en el Ayuntamiento con el vicepresidente regional, José Luis Martínez Guijarro.
El Comité Provincial del PSOE de Guadalajara aprobaba el 20 de febrero de 2021 solicitar la liberalización del tramo de la R-2 entre la A-2 y Cabanillas del Campo, «que serviría como variante de la A-2, un proyecto que se encuentra paralizado, al igual que un importante alivio de tráfico industrial en el entorno de Guadalajara».
Las gestiones, si las ha habido, no han dado ningún resultado.