La Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural ha abierto una línea de colaboración con la Asociación de Ganaderos de Raza Ovina Alcarreña (AGRAL). El objetivo es la mejora genética de esta especie de oveja, en peligro de extinción, a través de la investigación. Con ello se espera conseguir que sea más productiva y más rentable. La oveja alcarreña es una raza autóctona, aprovechada esencialmente para carne e incluida en el libro genealógico de la región. Actualmente se cría en 14 explotaciones, con con una cabaña de unas 10.000 cabezas.
Pueden ser de un blanco uniforme y también negras con manchas blancas en la nuca y en la parte de la cola. Una hembra adulta pesa entre 40 y 55 kilos y los carneros, entre 65 y 80 kg. Los corderos se mantienen hasta que alcanzan los 12 ó 15 kilos, rematándose su crecimiento normalmente en cebaderos industriales, hasta casi doblar su peso.
Siempre se ha explotado la oveja alcarreña en régimen de pastoreo, en rebaños de hasta 300 cabezas.
Sólo 14 ganaderos implicados
Con el convenio ahora firmado, se pondrá a disposición de los 14 ganaderos de AGRAL, establecidos en las provincias de Cuenca y Guadalajara, las instalaciones del Centro de Investigación Ganadera (CERSYRA) de Valdepeñas adscrito al Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal (IRIAF). Se trata de un convenio a imagen y semejanza del puesto en marcha años atrás con la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Ovino Selecto de Raza Manchega (AGRAMA), que ha permitido mejorar esta raza manchega de aptitud lechera y se espera que tenga el mismo éxito.
El consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, ha remarcado que “no hay futuro para el medio rural que no pase por una actividad agrícola y ganadera rentable”. Estas ovejas alcarreñas, que moldean el territorio y “hacen posible que la gente se decida a vivir en los pueblos”, seguro que, con este convenio, se consigue hacer “más competitivas las explotaciones de los ganaderos y más viable el futuro del medio rural en la comarca de La Alcarria”, tal y como ha apuntado.
Además, ha insistido en la importancia de las razas autóctonas, porque “son un patrimonio que no podemos perder” y la biodiversidad ganadera y la agrícola, con variedades en riesgo de erosión genética, “es fundamental” para la Consejería de Agricultura.
Apuesta por un canal corto de comercialización
Martínez Arroyo ha propuesto al presidente de AGRAL la posibilidad de participar en la nueva línea de ayudas de canales cortos de comercialización impulsada por la Consejería, de cara a la nueva convocatoria que se publicará en un mes aproximadamente en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha y donde se reducen los intermediarios para que se llegue directamente desde el productor al consumidor, con solo uno. El objetivo sería conseguir hacer llegar este producto cárnico, a través de la marca colectiva de cordero alcarreño, a los restaurantes de Cuenca capital y provincia. En esta ocasión no se ha mencionado a la provincia de Guadalajara.
Un convenio para cinco años
El convenio suscrito, con una vigencia de cinco años, tiene como objeto establecer la colaboración de AGRAL y el IRIAF para optimizar, en la medida de las posibilidades de ambas entidades, el Programa de Cría de la raza ovina Alcarreña. Con tal finalidad, tanto durante el desarrollo del convenio como a su finalización, el IRIAF procederá a realizar un seguimiento científico de los resultados obtenidos en materia de conservación, mediante la evaluación de los objetivos y criterios, algunos que pasan, por ejemplo, por el mantenimiento de la variabilidad genética, minimizando la consanguinidad, mediante el establecimiento del índice de consanguinidad de la raza.
Además, se elaborará una memoria anual en la que se describan las actuaciones llevadas a cabo y los resultados obtenidos durante la ejecución del convenio.
AGRAL fue creada por un grupo de ganaderos el 10 de noviembre de 1998, con el objetivo de proteger la raza ovina alcarreña ante la paulatina disminución de sus efectivos, consecuencia del abandono de la actividad ganadera y de los cruzamientos con otras razas más productivas, pero menos adaptadas al territorio. En 2005, fue reconocida oficialmente por la Consejería de Agricultura, como entidad gestora del Libro Genealógico de la raza en el ámbito territorial de Castilla-La Mancha.