Era la última gran tormenta de esta larga racha que ha ocupado mayo y lo que va de junio, puesto que desde ahora se anuncia una subida importante de calor.
El agua cayó, de nuevo, de forma más que apreciable en la capital, pero si hay que buscar una tormenta hecha y derecha tenemos que ir a buscarla al norte de la provincia, allí donde tradicionalmente se halla el aire más puro de España: en Campisábalos.
Como se observa en las tablas facilitadas por Aemet, la mayor precipitación se dio hacia las siete de la tarde, con mucha más cantidad en menos tiempo que en cualquier otro punto de la provincia y de la región. Campisábalos triplicó en intensidad a las tormentas de El Vado o Brihuega, que también fueron intensas. A su lado, las reseñas llegadas de Sigüenza, Mandayona o Guadalajara palidecían.
Ahora, dicen, toca sacar el abanico…