Se cumplen exactamente tres meses desde que los presidentes de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid se reunían en Ávila para coordinar sus estrategias respecto a la lucha contra el COVID-19. Este jueves, a preguntas de LA CRÓNICA, el consejero de Sanidad ha asegurado que sí se han coordinado con esas regiones, aunque sin especificar en qué.
Jesús Fernández Sanz ha abundado en que «el consenso sobre las medidas era muy positivo» entonces y ahora, porque él es partidario de que «a problemas iguales, medias iguales».
A propósito del encuentro de los presidentes y sus supuestas buenas consecuencias, el consejero sostiene que aquel día «marcamos medidas, la mayoría de las cuales se han ido cumpliendo», aunque no ha detallado ninguna. Por lo demás, Fernández Sanz ha asegurado que «seguimos luchando por el consenso desde Castilla-La Mancha».
Un encuentro publicitado y fallido
Si recordamos lo ocurrido aquel 28 de octubre, la concordia y el acuerdo duró muy poco: exactamente hasta que Díaz Ayuso tomó la palabra en la rueda de prensa de aquella tarde. A espaldas de sus dos interlocutores, anunció unilateralmente un cierre perimetral de unos pocos días.
El propio García-Page reconoció por entonces que, tras la reunión a tres bandas tanto con Isabel Díaz Ayuso como con el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, los dirigentes de ambas Castillas salieron «convencidos» de que se había llegado a «un acuerdo de fondo» también con Madrid, y que pasaba por cerrar hasta el 9 de noviembre. Estábamos en esos días enfrascados en la polémica sobre el Puente de Todos los Santos, muy lejos del empeño posterior por «salvar la Navidad» cuyas consecuencias estamos pagando ahora.
En Madrid se sigue limitando la movilidad para numerosas zonas básicas de salud. Castilla-La Mancha lo hace ahora entre todos sus municipios. Castilla y León ha adelantado el toque de queda más que ninguna otra región.
La coordinación adopta formas curiosas en España cuando se trata de combatir el COVID desde las comunidad autónomas.