El director general de Salud Pública, Juan Camacho, ha asegurado este jueves que a ningún facultativo de la región se le ha dicho que «haga menos test». Lo ha dicho con rotundidad en una comparecencia parlamentaria, durante una comisión en las Cortes de Castilla-La Mancha para informar sobre la pandemia.
Camacho ha subrayado que en este ámbito hay dos tipos de estrategias: «Una, que se podría denominar tipo ametralladora y otra, tipo francotirador». La ametralladora –ha abundado– es «disparar indiscriminadamente y a ver si doy algo» y la otra es la de francotirador, que «es rastrear cada caso y aplicar de una manera más adecuada todos los recursos». «Nosotros hemos elegido la estrategia basada en la trazabilidad de casos», ha destacado Camacho.
A este debate, surgido a colación de que el PP volviera a pedir la realización de test masivos en la región, se ha unido el director general de Asistencia Sanitaria del Sescam para sostener que «allá donde un profesional ha demandado la utilización de un test lo ha tenido». Precisamente, ha informado de que Castilla-La Mancha tiene 700.000 test almacenados.
En esta comisión también se ha conocido que durante los meses de diciembre y enero han fallecido en Castilla-La Mancha un total de 1.042 personas, un 89 por ciento de ellas con una edad superior a los 70 años. «Cuando veo las cifras de fallecidos que tenemos todos los días se me revuelve el estómago», ha confesado el director general de Salud Pública.
Por su parte, el director general de Asistencia Sanitaria del Sescam ha recordado que los Planes de Contingencia han permitido incrementar la capacidad de hospitalización convencional hasta las 5.257 camas, muy por encima de la ocupación que se llegó a alcanzar al cierre del año pasado. «El servicio público de salud está en tensión sin ninguna duda, pero saturado no está», ha defendido.