Hace décadas, pasaba a los libros de historia la Guerra de los Balcanes, la penúltima contienda bélica en suelo europeo. Con mucho menos interés y alcance, en Guadalajara acaba de estallar la «guerra de los balcones», que suena parecido pero que es mucho más coyuntural y ha crecido en las últimas horas, avivada desde este lunes por parte de sus protagonistas.
Tras las escaramuzas de los días previos, con reiteradas críticas desde el PSOE a diversos aspectos relacionados con las Ferias de Guadalajara, después del pregón de las peñas y el chupinazo fue el ex alcalde de la ciudad, Alberto Rojo, quien se ponía delante de los micrófonos de una televisión local para dar su versión sobre lo ocurrido minutos antes en el Ayuntamiento, donde habría intentado infructuosamente acceder al balcón principal.
Acompañado de Sara Simón y Araceli Martínez siguió el político socialista, en efecto, todo el despliegue de peñistas desde un balcón anejo, al que se accede desde el salón de plenos y no desde el despacho de Alcaldía. Está más apartado del foco de interés de los congregados, como se comprueba en la imagen que acompaña a esta información.
En esencia, lo dicho por Rojo a la periodista del referido medio de comunicación es lo siguiente:
• Considera un ejercicio de «sectarismo y odio político sin precedentes» la actitud de la alcaldesa de Guadalajara, Ana Guarinos, del PP, «al impedirle acceder al balcón del Ayuntamiento durante el chupinazo de las peñas que marcaba el arranque de la Semana Grande de Fiestas» este lunes 11 de septiembre.
• Cree que con la decisión de «expulsar» del balcón a quienes son de otros partidos políticos Ana Guarinos «insulta» a todas las personas que hicieron que su candidatura fuese la primera fuerza política en la ciudad.
• También ha lamentado la expulsión del balcón de la consejera de Igualdad del Gobierno de Castilla-La Mancha, Sara Simón, calificando este gesto no solo de sectario sino de «muy grave en términos de lealtad y respeto institucional».
• «Con estos gestos sectarios, soberbios y de odio político Guarinos solo demuestra su inseguridad y su falta de capacidad para ser la alcaldesa de todas y de todos», ha añadido el ahora diputado nacional en un escrito difundido por redes sociales.
Después de las primeras declaraciones en la noche del lunes del parlamentario en el Congreso de los Diputados, han seguido este martes las de su compañera de balcón, y también parlamentaria socialista por Guadalajara, la senadora Araceli Martínez, realizadas en plena Paella Solidaria:
• Araceli Martínez ha calificado de «insólito y preocupante» que no se permitiera el acceso al balcón principal del Ayuntamiento durante el chupinazo de Ferias al exalcalde socialista, Alberto Rojo mientras sí se facilitó que estuvieran presentes otros ex regidores municipales como José María Bris y otros cargos del PP.
• Para la parlamentaria del PSOE, según ha señalado preventivamente, no se trata de una «guerra de balcones», sino de una cuestión de «respeto institucional», por lo que ha reclamado a la alcaldesa «un cambio de actitud y diálogo» ante instituciones que no están gobernadas por el partido al que ella representa.
• Para la senadora, que también fue concejala hace dos décadas, lo denunciado «es algo que ha ocurrido por primera vez en una democracia y que no ha sucedido, por ejemplo, con otras personas como el exalcalde José María Bris y un sinfín de cargos del Partido Popular».
• Araceli Martínez ve en el PP «ausencia de diálogo» y que se está abriendo una «vía de confrontación» que, asegura, preocupa a su partido.
La respuesta, 20 horas después
Durante toda la mañana del martes, ni la alcaldesa ni su equipo de gobierno han querido dar su versión de los hechos ni a LA CRÓNICA ni ningún otro de los medios de comunicación que se la han requerido. Ha habido que esperar a que, bien entrada la tarde y de forma sorpresiva, llegase una nota de prensa oficial, cuyo contenido en esencia es el que sigue:
• El Ayuntamiento destaca que no hay espacio suficiente para acoger a todas las personas que sería deseable en el balcón, pero ha afirma que sí dejó hueco para la portavoz socialista municipal, Lucía de Luz.
• Subrayan que no existe protocolo oficial para este tipo de actos y, por ello, «ni siquiera la alcaldesa, Ana Guarinos, intervino, haciéndolo sólo los representantes de la Peña BO2, encargada este año del pregón».
• Priorizaron, según resaltan, que hubiera suficiente espacio para los medios de comunicación, para los peñistas encargados del pregón y para representantes del equipo de gobierno y portavoces del Ayuntamiento de Guadalajara. La decisión fue que en el balcón estuviesen la alcaldesa, los tenientes de alcalde (entre ellos el concejal de Festejos) y los portavoces de los diferentes grupos políticos. Lucía de Luz habría declinado su presencia.
• «En ningún momento Alberto Rojo comunicó su deseo de asistencia al acto del pregón y chupinazo en el Ayuntamiento de Guadalajara, ni en su condición de concejal, ni de diputado nacional, ni de exalcalde de la ciudad. Sí lo hizo, por el contrario, la consejera Sara Simón, a la que se le advirtió que no existía protocolo y que iba a estar en uno de los balcones del Salón de Plenos del Ayuntamiento, contiguos al de Alcaldía», detallan.
• A su vez, recuerdan que Ana Guarinos «ha sido durante algunos años vicepresidenta de las Cortes, con tratamiento protocolario similar al de consejero del gobierno de Castilla-La Mancha, y nunca se la ha invitado al Pregón del ayuntamiento, ni se le ha dado acceso al balcón del pregón, siendo alcalde Alberto Rojo y concejal de festejos Sara Simón». Más aún, insisten en que «Ana Guarinos ha asistido varios años al Pregón, participando de la fiesta sin exigencias protocolarias ni acomodo, entendiendo el carácter desenfadado del acto.
Aprovechando que el Henares pasa por Guadalajara, en el comunicado oficial del Ayuntamiento se contiene una crítica nada velada a los responsables de la Diputación por el desarrollo de la recepción de alcaldes, celebrada en el San José el pasado día 9 de septiembre. En ella, no figuraba en la primera línea de saludo la alcaldesa de la ciudad donde se celebraba, contrariamente a lo que ha venido siendo tradicional. Sobre este caso, resaltan que no se plantearon hacer público «el supuesto sectarismo con el que se trató a la ciudad y su Ayuntamiento, como anfitrión, y la falta de consideración protocolaria con la alcaldesa de la capital».
Todo lo anterior valga como resumen de lo que no es la Guerra de los Balcanes y ni siquiera «La guerra de los botones», que también podría venir muy a propósito, sino, simplemente, de la recién iniciada «guerra de los balcones».