Ha tardado tanto en llover que la temporada setera se está resintiendo. Quizá el mejor indicio de la falta de hongos en la provincia de Guadalajara lo dé la ausencia de requisas por parte de la Guardia Civil, un fenómeno este que ha podido ser confirmado por LA CRÓNICA.
Hongos hay en el campo y este fin de semana no fueron pocos los que salieron para intentar llenar su cesta con estos manjares que da la tierra. Sin embargo, la llegada tardía de la lluvia junto con una bajada cada vez más perceptible de las temperaturas está haciendo que la campaña sea muy escasa… y que las cuadrillas de arrasadores de los pinares se estén quedando, mayoritariamente, en sus localidades de origen.
La pandemia no detuvo la recogida ilegal de setas
La escasez, claro está, tiene su consecuencia directa en los precios. Así se comprueba en la vecina Soria, donde los níscalos apenas se comercializan y los que llegan al mercado andan por los 25 euros el kilo, mientras que los boletus se llevan la palma, a 39 euros. En esa provincia, la Guardia Civil no se ha estrenado con una requisa que merezca ser llamada tal hasta el pasado viernes, 11 de noviembre. Y no llegó a los 100 kilos.
Como referencia, recordar que en 2020, en plena pandemia, la primera incautación de setas en la provincia de Guadalajara se producía a mediados de octubre: fueron 200 kilos de níscalos, en Cogolludo. Luego vendrían muchas más. Metidos en noviembre, aquel año se llegaron a localizar 575 kilos de níscalos de una sola vez. Como en todos los casos, fueron destruidos, según es preceptivo.