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22 noviembre 2024
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La economía del arte, puesta en cuestión, en un nuevo curso de la UNED en Guadalajara

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La economía del arte, puesta en cuestión, en un nuevo curso de la UNED en Guadalajara.

El pasado lunes, 3 de julio, dio comienzo el curso, “Economías del arte 1: ¿fantasmagorías o plusvalías?”, impartido en la sede de la UNED en Guadalajara. Entre sus objetivos, abordar los significados de las obras de arte como mercancía, tras la revolución que terminó por erigir a la burguesía como clase dominante. La pieza artística, encuentra un nuevo camino en el que se desplaza de sus tradicionales lugares de culto, hacia los museos, –cuya génesis es muy cuestionada–. Además, el artefacto cultural alcanza una nueva semántica que se inserta en la sociedad para transmitir la ideología contemporánea de una manera ubicua, dentro de una lógica de mercado.

La primera jornadase iniciaba con la ponencia, “David-Marat, 1793: la plusvalía toma el mando”, a cargo de Miguel Ángel García Hernández, –Profesor Contratado Doctor en la UNED–.

García Hernández, realizó un análisis exhaustivo sobre La muerte de Marat (1793), obra cumbre del pintor francés Jacquez-Louis David, en la que se representa el suceso del asesinato de Jean-Paul Marat, –científico, médico, periodista y político durante la Revolución Francesa–, por parte de la joven girondina, Charlotte Corday.

Se trata de “un cuadro de absoluto realismo sin que haya una referencia real del acontecimiento que representa”. Algo que se traduce en “la obstinación de la pintura por salir del referente sin dejar de convocarlo”.

La sesión continuaba con, “La dialéctica del exceso y la escasez”, a cargo de José María Durán Medraño, –Profesor Adjunto. Hochschule für Musik Hanns Eisler, Berlín–.

La ponencia partió del museo, –desde los procesos expansionistas de las potencias occidentales–, como un lugar de la “cultura del exceso”. La lógica del colonialismo es “la explotación, la objetificación, el extrañamiento, la extracción y apropiación”, alegaba Medraño. En el siglo XIX encontramos representaciones arquetípicas de lo sublime, como las de Kaspar David Friedrich –Caminante ante un mar de nubes (1818)–, una categoría que se convierte en trascendental para la concepción del museo. Lo sublime, –como epítome conceptual de la era colonial–, “es el desinterés, el objeto en sí”.

Ya el martes, la exposición iniciática llevó por título, “Capitalismo y estética: la plusvalía en el país de las fantasías”, a cargo de Yayo Aznar Almazán, –Catedrática de Historia del Arte. UNED–.

Aznar, realizó un análisis sobre las revelaciones de la naturaleza de la economía del arte extraídas de la obra de Damien Hirst, –artista británico perteneciente al movimiento de los Young British Artist, cuya época de apogeo fueron los años 90–. Partiendo de una premisa clara, y es que es casi imposible “ver arte sin observar el dinero”.

La segunda de las ponencias fue, “Plusvalía y obsolescencia”, de Cristina Lucas, –Artista–.

Lucas fue presentada, por García Hernández, como una artista que “intenta exponer los sistemas de poder y el modo en que ellos nos influyen”, y que “trata de desafiar las narrativas construidas”.

“Antes se hacía todo con las manos”, decía Lucas. Es la Revolución Industrial la que nos lleva a “hacer cosas con las máquinas”, también es el caso del arte. Durante la conferencia, la artista se encargó de abordar los conceptos de plusvalía y obsolescencia, desde las características de alguna de sus obras.

Para la tarde, turno de Daniel Palacios González, –Investigador postdoctoral Margarita Salas. UNED–.    En su intervención, analizó la lógica que diferentes administraciones hacen de los llamados (contra)monumentos, dedicados a las víctimas de diferentes regímenes o sistemas políticos, tanto fruto de la represión como de las guerras, erigidos en “lugares de la memoria”, –concepto matizado por el propio Palacios–, según Pierre Nora. La intervención tuvo por título, “Economías del (anti)monumento tras la fantasmagoría de la memoria”.

“Los monumentos no hacen visibles las razones de la violencia”, decía Palacios, puesto que, a su vez, los estados que los levantan detentan “los medios de producción”. Caso llamativo es el Monumento a los judíos de Europa asesinados, ubicado en Berlín, cuya construcción fue polémica por la intervención de la empresa Degussa, proveedora de una sustancia para preservarlo de los grafitis. Esta empresa, a través de una subsidiaria, fabricaba el Zyklon B, empleado para asesinar en las cámaras de gas.

Para finalizar la jornada, tomó la palabra,María Ruido, –Artista–, a través de la ponencia, “Las reglas del juego: performance identitaria, violencia estructural y plusvalías del arte como desposesión”.

La obra de Ruido –con una formación de base marxista–, tiene como base fundamental la representación del trabajo y, además, en concreto, del trabajo reproductivo y los trabajos invisibles que realizan en gran medida las mujeres. Todo ello dentro de nuevas fuerzas del capitalismo en las que “el negocio ya no se opone al ocio”, porque todo entra dentro de la lógica de la diversión en un contexto de “autoexplotación”.

Para finalizar la formación, ya el miércoles, intervino Amador Fernández-Savater Fernández, –Filósofo–, con su ponencia, “El deseo es el campo de batalla”.

La conferencia partió de una cuestión: “¿vivimos experiencias espectrales o fantasmagóricas?”. Para Fernández-Savater, la respuesta es afirmativa.

“Vivimos espectralmente, como fantasmagorías”, mencionó el filósofo. Aunque, “no todo el mundo puede ver esos espectros”, para ello, hay que activar el “sexto sentido”. Sobre alguno de los ejemplos, en los que participamos de este tipo de vivencias, están las “experiencias espectrales a través del turismo”. En este contexto, “habitamos escenografías sin vida, fachadas desprovistas de su pátina y verdad”. Hoy, “todo lo que no se presenta, se representa”, y “todo lo que ya no podemos hacer, se escenifica”.

La estética “presenta una ruptura con respecto a la experiencia cotidiana” y mantiene viva la tensión entre lo “actual y lo posible”. “El arte realiza una promesa sobre la vida, pero no se debe fundir con ella”.

Para poner broche al curso, tuvo lugar la mesa redonda, “Arte, poder y plusvalía”. En ella han intervenido varios de los participantes en el curso: Amador Fernández-Savater, –Filósofo–, José María Durán Medraño, –Profesor Adjunto. Hochschule für Musik Hanns Eisler, Berlín–, María Ruido, –Artista–, Miguel Ángel García Hernández, –Profesor Contratado Doctor. UNED–, y Cristina Lucas, –Artista–.

Esta ponencia ha partido de la vocación por glosar algunas de las reflexiones lanzadas durante las distintas sesione. La labor de la teoría del arte y la crítica está en “activar los resquicios de libertad en las imágenes”. Hacen falta enormes trabajos para la “emancipación del arte con respecto al mercado o su fusión en la vida”.