Un edificio de apartamentos empieza a cobrar forma, desde sus cimientos, estos días en la Travesía de Santo Domingo. Ocupa lo que fueron jardines de la Cámara de Comercio de Guadalajara, que fue casa solariega en el siglo XVI, que ardió en 1990 y que terminó pasando a manos privadas tras una subasta judicial, hace años. Ahora, tras recibir el visto bueno de los arqueólogos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, se han comenzado los trabajos para la cimentación del futuro inmueble.
La construcción de este nuevo edificio no compromete en nada la parte histórica de esta propiedad, con fachada a la Calle Mayor y cuyos bajos están alquilados a una inmobiliaria. El resto de la antigua casona no ha vuelto a tener actividad, hasta la fecha.
Esta nueva etapa se inicia, en realidad, en noviembre de 2014, cuando un juez resolvía la pugna de dos grupos de empresarios por hacerse con el centenario edificio de la Cámara de Comercio de Guadalajara. Más de un lustro después, las máquinas acaban de comenzar los trabajos para edificar en su parte trasera un edificio de cuatro alturas, que tendrá entrada por la Travesía de Santo Domingo.
Cerca de allí, colindante por uno de sus laterales y por el fondo, se terminó de construir hace escasos meses otro inmueble, más pequeño, en la misma Calle Mayor. Su estética ha sido cuestionada por muchos de los que lo ven por primera vez… e incluso por los más habituales, que no terminan de acostumbrarse a su minimalista diseño:
Un millón de euros por un edificio tasado en cinco
Por un millón de euros se adjudicaba a una terna de empresarios el inmueble de la quebrada Cámara de Comercio y su amplio solar posterior. Aquel 18 de noviembre de 2014, un martes (día de mercado en Guadalajara) y a las tres de la tarde, todas las partes implicadas recibían notificación del Juzgado de Primera Instancia nº 7 de los de Guadalajara. El juez daba por terminada la subasta del edificio a favor de MALCARSAN EVENTOS, SL. La cantidad aportada fue de 1.003.500 euros, que superaba los 950.000 planteados inicialmente por AGARFA, una sociedad vinculada a Hercesa.
Este proceso tenía su origen en el embargo forzado por los propietarios del local sobre el que anteriores responsables camerales pretendieron abrir el llamado Círculo Mercantil de Guadalajara, un centro de formación en los bajos de un bloque de viviendas en la zona de Cuatro Caminos que nunca llegó a entrar en funcionamiento.
En la fecha de la subasta, la deuda pendiente con esos particulares y con un proveedor de mobiliario de oficina presente en la causa era exactamente de 659.478,86 euros, un impago que llevaba a la pérdida del edificio en su totalidad, tasado en casi cinco millones de euros.