Las obras de la calle Miguel Fluiters, que aún no han terminado, están a punto de obligar a cambiar la ubicación de la tradicional alfombra de serrín coloreado que habrá de ser pisada en la celebración del Corpus, el próximo domingo.
Según ha podido confirmar LA CRÓNICA, la intención de los responsables es dedicar el sábado a hacerla en el tramo más cercano a la Plaza Mayor, desde su confluencia con la calle Benito Hernando por donde, además, previsiblemente deberá desviarse la comitiva, como ya ocurrió con las procesiones de la pasada Semana Santa. Esa superficie está fuera del área que viene siendo reformada por el Ayuntamiento desde hace meses. Todo esto, si no hay posibilidad de pisar la calle Miguel Fluiters, al fin, en toda su longitud.
El motivo de todos estos trajines está más abajo, a la altura de lo conocido popularmente como Santa Clara. Allí, la empresa encargada de aplicar el material de color verde que ocupa el centro de la nueva calle se vio obligada, justo antes de las elecciones, a levantar varios metros cuadrados antes de que los problemas fueran a mayores.
En efecto, como confirmaban técnicos de la citada empresa murciana a este diario, ese pavimento elástico requiere que la base sobre la que se extiende esté perfectamente seca, algo que no siempre es fácil de conseguir en estas fechas, a causa de las tormentas.
Varias fuentes han asegurado a este periódico que para el miércoles está prevista una visita de obra, con la esperanza de que el tiempo acompañe y se pueda rematar un proyecto que comenzó su ejecución a principios de enero y que tenía un plazo inicial de ejecución de cuatro meses, ampliamente superado. La primera demora la originó el hallazgo de huesos humanos, procedentes de enterramientos religiosos ya conocidos; volvieron a aflorar, aunque en menor número que hace medio siglo.
Si el miércoles se viera viable abrir la calle a tiempo, aunque sea sin terminar, se haría.
La alfombra del Corpus y las tormentas
Aunque el Corpus es fiesta laboral en toda Castilla-La Mancha en su lugar natural en el calendario, que es el jueves, la Iglesia Católica se mantiene en el cambio que hizo bastante tiempo atrás, cuando la pasó al domingo siguiente. Es, por tanto, el 11 de junio la fecha en la que niños y niñas con sus vestidos de primera comunión desfilarán por la ciudad, rodeados de madres y abuelas, al amparo de los apóstoles de la cinco veces centenaria cofradía, una de las más clásicas señas de identidad de Guadalajara.
Aunque es una actividad aún reciente, ya se ha convertido en tradicional el esfuerzo que varias cofradías religiosas de la ciudad aplican a la elaboración de las alfombras, con serrín coloreado, así como los diversos altares que se erigen en distintos puntos del recorrido.
La alfombra de Miguel Fluiters, en su proximidad a la iglesia de Santiago, fue la pionera y sigue siendo la más esperada, por sus grandes dimensiones. En varias ocasiones, las tormentas de la víspera e incluso de la madrugada previa obligaron a todos los implicados a pasar la noche en vela, para llegar a tiempo de restañar los daños provocados por el agua. Ahora, a la incertidumbre de la climatología de suma la causada por las obras municipales.
