Aunque no es un asunto generalmente conocido, el nuevo Hospital de Toledo se ha construido con dinero privado, en un proceso de colaboración «publico-privada» que defendió en su día el Ejecutivo de Cospedal y que asumió luego el de García-Page sin mayores problemas ideológicos.
Ese esquema ya ha dado frutos, no sólo con la apertura del complejo sanitario en la capital regional, sino también con la recogida de beneficios de alguno de los que han participado financieramente en el proyecto. Es el caso de ACS, la multinacional que preside Florentino Pérez y que ha conseguido unas ganancias de casi 30 millones de euros mediante una operación que ha fijado los términos de su salida, parcial, del consorcio toledano.
Un Hospital público con beneficios privados hasta 2045
Más exactamente, Iridium Concesiones de Infraestructuras, filial de concesiones del Grupo ACS, ha vendido a una sociedad gestionada por Brookfield el 80% de su participación en el Hospital Universitario de Toledo, que era de un tercio del total. El asunto es relevante, porque también lleva aparejada la venta en la misma proporción de su presencia en la sociedad operadora del complejo, Desarrollo de Concesiones Hospitalarias de Toledo, que tiene vigencia y negocio hasta dentro de 24 años. El precio fijado ha sido de 58 millones, lo que lleva aparejadas unas plusvalías de 29,8 millones de euros.
El negocio que hay a día de hoy con la gestión del Hospital, los activos que se consideran, supera los 400 millones de euros. La concesión ha implicado una inversión total de más de 318 millones de euros, formalmente operativa desde julio de 2019.
Según ha informado ACS a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Iridium «mantendrá un papel activo en la gestión y operación del proyecto mediante contratos de operación, mantenimiento y servicios, junto con una participación y presencia muy significativa en los órganos de administración de las sociedades y la gestión diaria de la concesión».