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22 noviembre 2024
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Juego de tronos en Atienza

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Se le ha acabado el chollo a Atienza, que durante varios días ha sido el centro de interés de miles de urbanitas, capaces de aguantar largas colas para poner el culo por un ratito en un asiento extraño, plantado a los pies del castillo. Tiene sillones la cosa.

Al mismo tiempo, muchos hijos de los pueblos deshabitados de la provincia se han tenido que ir a Madrid para ver si les escuchan. Allí han coincidido con los muchos hijos de los pueblos deshabitados de la provincia que viven desde hace décadas en ese mismo Madrid, que es donde están criando a sus hijos y donde se han labrado su futuro personal, sin mayores remordimientos y sin resistencias numantinas en la casa del padre. Junto con ellos han desfilado por la capital otros muchos hijos de los pueblos deshabitados de la provincia avecindados en la ciudad de Guadalajara, a la que critican sin cuento, con motivos o sin ellos, desde el mismo momento en que pusieron aquí su casa y su hacienda. O donde les pusieron sus padres, que antes habían emigrado también a Barcelona o Madrid buscando una tierra menos ingrata que la que tenían por nacimiento. O sea, que hemos vuelto a presenciar la innata capacidad de muchos de estar en misa y repicando al mismo tiempo o de joder y barrer a la misma vez. Y todo esto, sin hablar de los políticos, siempre de guardia.

Que sea "Juego de Tronos" el que desperece a familias enteras para asomarse a Atienza, encajada como está en medio del desierto demográfico de España, es todo un ejemplo de cómo nos las gastamos en nuestro ocio televisivo y también en nuestro equilibro socio-mental. ¿Basta con poner un trono en medio de un cerro para resolver los problemas de la España Vaciada? Mi reino por una foto. Por miles de fotos para miles de intrépidos excursionistas, deseosos de vivir la aventura de retratarse en el asiento más feo que conocieron los siglos.

Cuando los de HBO levanten el campamento y el trono, Atienza y su castillo se quedarán como acostumbran: solos, huérfanos incluso de muchos de los suyos y de la atención, real, de casi todos.

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