No existe lugar para el debate ni las batallas dialécticas. La defensa debe ser única y solo puede ser la de manifestarnos en contra de la violencia de género. Tratar de echar el freno de mano en este tema después del terreno conseguido solo blanquea a asesinos, maltratadores y machistas al tiempo que los medios de comunicación llevan el contador de mujeres asesinadas y maltratadas, que tienen nombre y apellidos, que son madres, hijas, hermanas o abuelas -como tú, como las tuyas-.
La condena es siempre general a cualquier manifestación de conducta violenta hacia cualquier persona, sea física o verbal, pero los datos y la experiencia nos obliga a poner el foco sobre la lacra de la violencia machista o violencia contra la mujer. El simple hecho de que existan estadísticas en esta dirección refleja una anomalía que hace necesario dirigir políticas desde las Instituciones para acabar también con esta curva de muerte que desgraciadamente se mantiene a lo largo de los años. Solo en 2020, 40 mujeres más han sido asesinadas.
Por la memoria de todas ellas solo podemos seguir trabajando en la vacuna para erradicar la violencia de género. Lo principal es insistir desde la base sobre una educación que abunde en los valores de igualdad entre hombres y mujeres, en crear una conciencia social que no desprecie ni discrimine a las mujeres y solo así creceremos como sociedad asumiendo tal obviedad y desprendiéndonos de una vez de todos los hábitos machistas. En paralelo es imprescindible disponer de medios y herramientas para detectar de una manera temprana y eficiente episodios de violencia, mejorando canales seguros para escapar de las redes que tejen maltratadores y asesinos, y dinamitando la dependencia o soledad que sienten las víctimas en esa falsa realidad con nuestra ayuda y con nuestro acompañamiento.
Ninguna crisis puede ser excusa para desatender esta lacra. En los tiempos que vivimos, en los que lamentablemente hay muchas personas y familias que lo están pasando muy mal, es justo cuando debemos destinar más recursos a combatir estas manifestaciones violentas y es cuando más tenemos que abrir los ojos, porque el miedo y la violencia echan más raíces en momentos de dificultades.
España, Castilla-La Mancha, Guadalajara deben ser un ejemplo para el mundo. Debemos ser el espejo en el que se miren otras sociedades por haber eliminado la violencia de nuestras vidas, de nuestros actos y de nuestro lenguaje, por ser una tierra de libertades en la que impere el respeto y se consiga la plena igualdad. Así, también estaremos luchando por las mujeres de otros países a las que se les niegan derechos y a las que se les despoja incluso de propia voluntad.
Cada 25 de noviembre, y cada día del año diremos alto y claro: “No a la #ViolenciadeGénero”.