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21 noviembre 2024
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JOSÉ LUIS HERAS CELEMÍN / Traspasar a Pedro Sánchez

Ocurre que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es un madrileño que está ante Madrid y sus habitantes en una situación difícil.

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Dumping fiscal de Madrid. El concepto lo usó Rufián, portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados. Pendientes de aprobar los PGE y ante las elecciones catalanas, lo anunció como parte del pacto Gobierno-ERC para subir impuestos en Madrid a cambio de apoyo al proyecto de la ley de PGE para el año 2021. El pacto, ventajoso para el Gobierno y ERC, tiene reparos para ambos. Muestra el entreguismo de ERC al Gobierno en beneficio de unos rivales catalanes que pueden usar la ‘sumisión a Madrid’ para, en periodo electoral, excluir a ERC del bloque que dice procurar la independencia para Cataluña. La coalición PSOE-UP obtiene apoyo para unos presupuestos que pueden afianzar la legislatura, pero, por la situación e intereses de los coaligados, los efectos del pacto van a ser distintos: El PSOE, con Sánchez cuestionado por parte de la afiliación y figuras del pasado, subordina su historia y principios a los comunistas de UP, para pasmo y estupefacción de bases, simpatizantes y electores. UP, por su parte, marca posición frente a su socio de coalición, en Madrid, Cataluña y el resto de España, para buscar el mando de una izquierda hasta ahora con liderazgo socialista.

El motivo del pacto Gobierno-ERC, propicia unos PGE para el año 2021, pero la contraprestación (evitar la bajada de impuestos) es tan simple como absurda: ‘dumping’. Rufián, Sánchez y sus ministros han encontrado en el ‘dumping’ un embrollo para concentrar en él los perjuicios que, según ellos, la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) produce al resto de España. Veamos qué significan ‘dumping’ y ‘dumping fiscal’, qué hace la CAM al respecto, y el argumento que echa por tierra el apaño sociocomunista con tufo republicano. ‘Dumping’, en español ‘venta a pérdida’, es una palabra inglesa con origen en el vocablo ‘dum’, que significa ‘verter’; se usa para definir la venta por debajo de costes que domina mercados y altera la competencia. El ‘Dumping fiscal’, explican los expertos en la economía actual, son los beneficios fiscales (bonificaciones y deducciones) que ofrecen las autonomías para reducir impuestos. La CAM, con su política económica liberal de bajar impuestos, consigue abaratar precios y fomentar un consumo en el que se produce una paradoja simple: Más ventas a precios más bajos producen mayor volumen de negocio y, por ende, mayor recaudación de impuestos. No es, por tanto, venta a pérdidas por debajo de costes, sino lo contrario: aumento de ganancias. Si no hubiera libertad para que las autonomías marquen sus impuestos, podría entenderse que en la competencia de ofertas impuestas habría deslealtad. Pero, hay libertad, el feroz adversario de quienes tratan de forzar a la sociedad para que pague subidas de impuestos, innecesarias, que justifican con los viejos y carísimos postulados totalitarios que pretenden imponer el Gobierno y ERC. La pregunta, que no necesita contestación, muestra la sinrazón de la cuestión ¿Si se trata de armonizar la fiscalidad en toda España, por qué, en vez de una subida de impuestos, que es innecesaria, no se tiende a lo contrario: imitar el modelo de la CAM y bajar impuestos?

Sin embargo, el Gobierno de coalición se ha comprometido con ERC, de momento aunque puede que haya algún otro compromiso, a tratar de forzar a la CAM para que suba sus impuestos. Aparcados los motivos lógicos que puedan existir con las razones anteriores, quedan otros, ajenos al interés de todos, que favorecen los intereses del Gobierno y compañía: Desviar la atención sobre los errores del Ejecutivo. Disimular responsabilidades en la crisis. Suavizar las tensiones que hay entre los coaligados PSOE-UP. Y facilitar los propósitos, allá cada cuál, del Gobierno de coalición, de las personas que lo lideran (Sánchez e Iglesias), de ERC, de los independentistas y socios (conocidos o no), y de los que estén afectados por la medida que anunciaba Gabriel Rufián.

Pero, con todo, ocurre que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es un madrileño que está ante Madrid y sus habitantes en una situación difícil, tanto que merecía la pena conocer la opinión de algunos de sus paisanos con una pregunta. Se formuló a ocho personas: Seis periodistas importantes, de los que con criterio desbrozan las tretas, trampas y fullerías que aparecen entre políticos. Y dos analistas habituados al magisterio y servicio de sus cátedras:

“Si se pudiera en Madrid, qué opción elegiría sobre el presidente del Gobierno: Traspasarlo, Reprobarlo, Suspenderlo, o Aguantarlo. Si lo autoriza, se usará lo que diga atribuyéndolo a las iniciales de su nombre y apellido”.

Las respuestas, antológicas, muestran la fotografía y realidad de Pedro Sánchez en Madrid: Reprobarlo (M.P.). O que parezca un accidente (P.G.). Traspasarlo al Rayo Vallecano o al Villalpando (E.P.). Evidentemente, traspasarlo por un fichaje mejor (C.O.). Faltan Sostenerlo y Aplaudirle. Sólo Sostenerlo (A.D.). A ser posible, mandarlo a algún país tropical con esa banda de soplagaitas que ya me están tocando las partes pudendas (A.M.). Que se vaya al extranjero, pero vigilando su relación con Soros (J.D). Como Sánchez está frente a Madrid y parece que sigue a Rufián para beneficio de Cataluña, podría ser oportuno que el Ayuntamiento de Madrid, en buena armonía con el de Barcelona, ofreciera el traspaso de Sánchez gratis (E.C.)

¡Uf! El madrileño Pedro Sánchez.


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