«Creo que sufre usted de una arrogancia desmedida». El texto, de Annette Hess en su novela «La Casa Alemana», surgió antes de empezar la Sesión Plenaria del Congreso de los Diputados. Con redacción mejorable, se anunciaba la comparecencia, a petición propia, del Presidente del Gobierno «para informar del Consejo Europeo Extraordinario celebrado el 23 de abril, para informar del Consejo Europeo Ordinario celebrado el 19 de junio, así como del Consejo Europeo Extraordinario celebrado los días 17, 18 19, 20 y 21 de julio de 2020»
Comparecencias a petición propia. Evitada en el último Pleno por el Gobierno con algún motivo: Aderezo para grupos de la Cámara. Ajustes del Gobierno de Coalición PSOE-UP. Soslayar meollo y pormenores del último Consejo Europeo al presidente en temas que puede no dominar. O preparar un discurso para evitar la fatalidad de un líder metido entre acuerdos pero sin enterarse de lo acordado.
Desde la última sesión y durante la semana, aparecieron pistas para analizar, noticias que recoger, y las filtraciones diarias: Posibles elecciones en Cataluña. Píldoras CIS-Tezanos. Matraca republicana contra La Corona. Opiniones divulgadas por afines al Gobierno, de un corresponsal en Bruselas, sobre Pablo Casado (peligrosas si alguien saca conclusiones) Pandemia e incidencia en el turismo. El PNV pidiendo, sólo, permiso para endeudarse. Vacaciones de cada quisqui. Asuntos de faldas y judicial de Iglesias. Y la convocatoria, en la página web del Congreso, del «tres en uno» que repicaba por email y whatsapp.
Tres Consejos Europeos en sesión única. Los extraordinarios de abril y julio, y el ordinario de junio. El presidente del Gobierno, como apuntaba cuando lo pospuso, decidió el tres en uno, como el producto multiusos que lubrica, limpia y protege; sobre todo protege.
Antes de empezar, los diputados y senadores socialistas habían copado los escaños, y el portavoz de Ciudadanos, Bal, solicitó una cuestión de orden: Los socialistas no respetaban la distancia marcada en la pandemia en las reuniones entre todos. La Presidenta del Congreso, Meritxell Batet, permitió la denuncia, pero se escudó en el derecho de los parlamentarios a estar en el Hemiciclo para no tomar medidas. Con ello, hubo dos efectos: La tercera autoridad del Estado colocaba a los parlamentarios en situación distinta a los ciudadanos nacionales. Se permitía formar claque para aplaudir al presidente.
El tres en uno, orquestado por los redactores del discurso que leyó Sánchez, fue amplio: Repaso a la historia de la UE, desde Maastricht. Revisión de incrementos de la ultraderecha europea que también sube en España. Diferencia entre las crisis de 2008, que se ocupó de la economía; y la actual, que se ocupa de personas y parece saldarse con un éxito. A partir de ahí, loa a Sánchez leída sin pudor. Forzando datos, fechas y conclusiones. Se trataba de informar sobre Consejos Europeos, pero Sánchez se aplicó al autobombo. «Cómo hemos llegado hasta aquí» (la UE): Primero, en el Consejo Europeo de abril, se llegó a una propuesta de España a la que se unieron otros. Aquella propuesta (española) ha sido clave para conseguir acuerdos, hacer frente a la pandemia, ayudar a los más vulnerables y gestionar la gobernanza. El presidente del Consejo Europeo, Michell, propuso una negociación de la que salió un Fondo de Recuperación. En marzo, antes de la iniciativa de Michell y aunque los redactores del discurso no lo vieran, se pidió lo que Sánchez llamó Plan Marshall. «La posición de España fue fundamental…reclamamos un fondo». Después, aunque no diera motivos para no informar a la Cámara en su momento, ni acomodara fechas, continuó: «el Consejo del 23 de abril dió paso al de junio con propuestas sobre el Fondo (apuntado por España tres meses antes)». «Nuestra posición fue asumida por muchos» (con) «consensos de base».
Con la postura de España expuesta, y la suya ensalzada, Sánchez pasó a su preparación del Consejo de julio. Con las cifras de junio, se reunió con líderes europeos. «Si me decidí a hablar con todos, fue porque España y Europa no podían fracasar». «Europa se la juega», escribió una Tribuna publicada en la prensa. Tras la exposición de la cronología, una frase buscando el titular: «los cinco días de encierro han sido extenuantes, pero Europa merece la pena».
Después, los autores del discurso aliñaron un ‘todo revuelto para todos’; en él superaron la dificultad para concretar euros y transparencias con unas macrocifras (1,8 billones de euros), que usaron como «oportunidad para hacer posibles los objetivos que planteó este Gobierno al inicio de la Legislatura». Para ser más fuertes, más competitivos y que nadie se quede atrás.
– Con un par – siseó alguien.
Sánchez dibujaba unos Consejos que unía a sus propósitos al comenzar la Legislatura. Después, siguió «aterrizando en España»: 140.000 millones de euros. En 1980-90 los fondos europeos se aprovecharon para el desarrollo. Ahora podemos aprovecharlos con un Plan Nacional de desarrollo. España promovió el control de fondos. Algunos puntos (sobre energía) se aprobaron para conseguir acuerdos, con inspección pero sin vetos. Donde hubo rescates, ahora hay Fondos de Aliados. «España debía negociar en la escucha». «Europa debía enterderse con Europa y España debe hacerlo con España». Los gobiernos de Holanda y España llegaron a acuerdos. «España propuso un Plan Marshall para Europa… hemos ido a luchar por todos… horizontes de unidad y acuerdos».
La sesión siguió con las intervenciones de los grupos políticos. Algunas muy duras, contestadas por Sánchez y rayando la ofensa personal, pero sin que nadie se ocupara de lleno en el objeto de la convocatoria. También el anuncio de una Moción de Censura de Vox para septiembre, trufada por la máxima (las mociones no se anuncian, se presentan), que destacó sobre las intervenciones formato ‘vuelta y vuelta’ del Presidente del Gobierno y otros.
El discurso, preparado, duró 52 minutos. Podría haberlos usado para exponer el contenido de los Consejos que, celebrados en su momento, estaban sin comunicarse al Congreso de los Diputados. Pero no lo hizo. En su lugar, el Diario de Sesiones recogió la arrogancia novelesca de ‘La Casa Alemana’ de Annette Hess: Sánchez en Bruselas, papel o papelón.
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