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4 noviembre 2024
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JOSÉ LUIS HERAS CELEMÍN / La lección de Andalucía

Mientras la sociedad acepta resultados, una parte de la izquierda aún pretende imponer el mesianismo autócrata y fuera de onda de otros regímenes políticos.

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Resultados elecciones andaluzas 19-J.
PP: 58 escaños, 43,13% de votos y 1.582.299 votos.
PSOE: 30 escaños. 24,09 % de votos. 883.625 votos.
VOX: 14 escaños. 13,46 % de votos. 493.909 votos.
POR ANDALUCÍA: 5 escaños. 7,68 % de votos. 281.619 votos.
ADELANTE ANDALUCÍA: 2 escaños. 4,58 % de votos. 167.907 votos.
CIUDADANOS: 0 escaños, 3,29 % de votos. 120.848 votos.


Portadas prensa:
Victoria histórica del PP en Andalucía (El País). El PP arrolla a la izquierda y obtiene la mayoría absoluta (La Vanguardia). Victoria absoluta del PP andaluz (ABC). El PP arrasa en Andalucía y acelera el declive de Sánchez (El Mundo). Moreno arrasa (La Razón).

Apunte censor:
Elorza (PSOE) pide un debate abierto y autocrítico tras las andaluzas porque se acerca el incendio (Diario Siglo XXI)

La democracia, además de un sistema político, el peor de los conocidos con excepción de todos los demás según Winston Churchill, es una forma de convivencia. En ella, los ciudadanos participan en la actividad política a través de partidos políticos, organizados con normas propias en torno a ideologías y convicciones. En ella, todos los ciudadanos tienen el derecho de participar en la vida pública. Aunque alguien haya entendido lo contrario, no se entiende, por abyecto, que esa participación lleve añadidas dos características, a fuer de viciadas, antidemócratas que dificultan la acción en sociedades libres: Mesianismo (solución de problemas sociales con la acción de personas a las que se concede una confianza absoluta). Y monopolización (aprovechamiento exclusivo de industria, facultad o negocio).

Las elecciones andaluzas 19-J, con resultados conocidos, han puesto en evidencia las taras mesiánica y monopolística de una izquierda política que, aunque ha vivido en democracia más de cuatro décadas, no ha entendido ni asumido el sistema. Mientras la sociedad acepta resultados, una parte de la izquierda aún pretende imponer el mesianismo autócrata y fuera de onda de otros regímenes políticos. No es que cada uno acepte resultados y obre en consecuencia con dimisiones o sin ellas. Es también, lógico y cabal, en beneficio de cada grupo político y de la sociedad, que los rechazados por el electorado eviten, no monopolistas, el estorbo y perjuicios que su actividad política produce. Pudieron, como todos, proponer programas, pero, una vez rechazados, no tienen capacidad ni autoridad para, en democracia, evitar los de otros, anularlos o despreciarlos. Ayer, en un caso concreto, una parte de la izquierda ultra se jactaba de poner límite a la pretensión de VOX. Ultraizquierda y con una aceptación pequeña, pretendía poner coto a programas ajenos y violentar la libertad de los que, muchos más a la vista resultados electorales, pudieran apoyarlos. En otro caso, Adriana Lastra, PSOE, trataba de devaluar el triunfo electoral del PP, para no asumir la derrota y responsabilidad de su partido en la realidad y situación nacionales.

A la vez, como apunte censor, Odón Elorza, pedía “un debate abierto y autocrítico, tras las elecciones andaluzas porque se acerca el incendio”. Como indicio, es poco pero algo es algo. Con independencia de consecuencias tras el resultado electoral, cambió de ciclo, Sánchez fuera del Gobierno, fin de tretas de unos en el PSOE; y de trapisondas de otros en cualquiera de los chiringuitos locales o nacionales de la izquierda de Unidas Podemos, inmediata o pospuesta con o sin confluencias o asociados. Todo puede ser útil para que la izquierda política actual, que convive y debe seguir con todos, en democracia aprenda qué es el sistema que disfrutamos, la acción política adecuada, el respeto a las normas y a todos, la aceptación de los resultados electorales; y lo que obliga lo dictado por las urnas.

Aunque se produzcan otras consecuencias, el 19-J es importante: una lección para la izquierda en Andalucía.


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