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30 octubre 2024
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JOSÉ LUIS HERAS CELEMÍN / El posado de Irene Montero

Puede servir y ha servido para distraer mientras Pedro Sánchez y Pablo Iglesias hacen de las suyas y el Gobierno se oculta del foco de atención. Pero eso no es todo, hay algo más urgente y perentorio.

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Irene Montero fue el motivo para recordar a la ministra Celaá. Se hablaba de la chica mona del Gobierno. La, artículo determinado y exclusivo para la ministra de Igualdad. En la terraza, sarao veraniego para elevar a la categoría de cotilleo político lo que en otra situación sería un simple chisme. Estábamos seis: Señora del PC de siempre, según ella. Matrona socialista dialogante y tolerante, porque, dijo, es lo que toca ahora. Una abogada. Y tres hombres.

Cuando me quise dar cuenta, me asusté: ¡Voto a Bríos, vive Dios!, asociaba el concepto chica mona a la excelentisima señora Maria Isabel Celaá, que es ministra de Educación y algo más; y lo parece. Fue una pretensión absurda y, en el fragor dialéctico entre mujeres, no tuve éxito. Nadie consideró mis argumentos en favor de Celaá. Antes, otro contertulio lo había intentado con Carmen Calvo, Teresa Ribera, Nadia Calviño, Margarita Robles y Yolanda Díaz con un resultado similar. El tercero en concordia, más de lo mismo, intentó ver chicas monas en otras ministras: Darías, Arancha González, María Jesús Montero y Reyes Maroto. Por exclusión de las demás, chica mona Irene Montero.

Fin del verano y momento para atender y entender sobre lo que importa: Pandemia que amenaza endemia. Comienzo del curso escolar, de presencia o ausencia. Presupuestos Generales del Estado pendientes de consenso para sustituir a los de Montoro. PIB con el 18,5% de retroceso. Trabajo por los suelos. Paro por las nubes. ERTES en precario y ERES a la vuelta de la esquina. Miserias con reformas laborales. Lamentos económicos. Responsabilidad del Gobierno cuestionada en vacaciones, antes y después. Residencia de la Mareta, un regalo real usado por Pedro Sánchez. Disfrute del Palacio de Las Marismillas en Doñana. Pitos al presidente del Gobierno en Matalascañas. Coletas, rata; o Rata, coletas, como insulto o atención a Pablo Iglesias. Alarma como alarma, por cesión del control de la pandemia a las autonomías. Vuelta al ‘Aló presidente’ con coñazo, sermón, homilía y responso. Independentistas enredando, como siempre. El rey Juan Carlos I puede que trabajando. Cayetana, rosa de China, como cayena en flor o hibisco para goce de coaligados. Inés Arrimas buscando arrimar a Ciudadanos, en Cataluña o donde haga falta, aunque sin explicar cómo, a quién o para qué. Y una Moción de Censura, de Vox, contra el gobierno Picapiedra, Pedro-Pablo.

– ¡Moco de pavo! El PSOE y Unidas Podemos se cargan una comisión de investigación para ver los chanchullos de los jerifaltes podemitas – dijo la confesa comunista, trayendo a colación la novedad.

– La corrupción, sobre todo si no está demostrada y es propia o de los amigos, mejor bajo la alfombra. Estamos en un momento dialogante y tolerante y lo que toca no es buscar zurrapas escondidas- entró al trapo la dama socialista.

– Corrupción posible que afecta al Gobierno y comisión para investigarlo. Mientras tanto, presunción de inocencia – intentó poner juicio la abogada.

– Mientras tanto, casta de corruptos. Con el Gobierno salpicado y la izquierda sospechosa para el trinque – remató la comunista.

– Por eso. Digo yo. Habría que considerar. Evidentemente. Insisto. La extrema derecha. Bulos y fakes. Noticias amañadas. Todos son iguales. El que no corre vuela. El más tonto aquí hace relojes de madera… Y los vende.

Hasta que degeneró o se regeneró el ambiente con la portada de la revista Diez Minutos que exhibió la abogada. Aparcamos lo que tratábamos y nos dedicamos a la revista: Fotografía de la ministra de Igualdad digna de portada. Entrevista a Irene Montero de una periodista (en tiempos cronista parlamentaria muy buena) familia de Corín Tellado (Rosa Villacastín) sin otra sustancia que un diálogo sin sustancia, pero con la pizca de sal que, profesionalidad obliga, consiguió la entrevistadora. Hablillas historiadas. Y chismes varios: internos de la revista, externos de cualquier tipo y procedencia, y mediopensionistas: Preysler de Galapagar. Un reloj de tres al cuarto tomado como Rolex. Irene Montero se ‘apantoja’ ¿Por qué en Diez Minutos y no en Vogue? Posado que incendia redes con torres de bombones Ferrero-Rocher. Bochornosa entrevista (You Tube). La nueva reina de corazones se llama Irene. Candidata a icono publicitario con burbujas Freixenet. Y, como perla, lectura del final de la entrevista: «A veces la vulnerabilidad está relacionada con la impunidad».

Vulnerabilidad e impunidad. Ni de coña. Con ministras o sin ellas, se posterga y oculta lo importante. La distracción, parece que busca y aprovechada, fue la chica mona del Gobierno. Puede servir y ha servido para distraer mientras Pedro Sánchez y Pablo Iglesias hacen de las suyas y el Gobierno se oculta del foco de atención. Pero eso no es todo, hay algo más urgente y perentorio.

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