Javier Sanz es un seguntino en la cuarentena, que no es su edad sino el número de libros que ha puesto ya ante el lector. Él no tiene edad, incluso si se lo preguntas a Google, que se supone que todo lo sabe pero que eso, también, lo ignora.
Esos más de 40 títulos escritos y dados a la imprenta marcan, como un metrónomo de tinta, el compás vital de este médico, historiador, académico, gran escritor y, sobre todo, el ejemplo andante de que es posible ser extremadamente culto y, a la vez, buena persona. Él lo es.
En Madrid, este miércoles, en la Fundación Ortega-Marañón, junto al tráfago del Paseo de la Castellana, a las siete en punto de la tarde comenzaba la presentación de «50 de más de 70», que es de lo que hablamos y lo que leemos. Y vemos también, porque el libro está cuajado de caricaturas que son retratos.
La sala de la calle Fortuny fue un remanso lleno de muchos amigos del autor. El éxito de público atestigua otro de los méritos de Sanz Serrulla: lo fácil que con él es trabar amistad y que está se mantenga hasta la tumba o más allá. Ya les contaremos.
Desde esa amistad compartida en escenario tan amigable como propiciador de conocimiento, reseñemos que el escritor fue presentado en primer lugar por María Inés López-Ibor, que a su prestigio como psiquiatra une el hecho de ser patrona honoraria de la Fundación Siglo Futuro. Le sucedieron en el turno de la palabra Antonio López Vega, por la entidad anfitriona, y María Tormo, en representación de la Fundación Asisa , responsable de esta y otras muy sugerentes ediciones a cargo de una Fundación creada hace pocos años pero que cuenta con una intensa y reconocida actividad y no sólo en su línea editorial.
Inteligencia en píldoras para un tratamiento personalizado
Es este «50 de más de 70» un libro marcado por la poesía y la memoria, referencia de muchas de las citas elegidas para este florilegio de inteligencias que, salvo para el lector muy tonto o muy apresurado (e incluso para el que comparte ambos defectos) es toda una ayuda para reflexionar en la intimidad. Ese es el placer, individual y privado, que aún hoy propician los libros. Sobre todo los necesarios, como este.
Lo anterior lo expresa mejor Michel Legrand y su paciente/docto recensor, que juntos sentencian: «Cuando eres viejo, pero sabes cómo ser joven puesto que has vivido, eres joven con la cultura y la reflexión».
Para el resto, el lector de LA CRÓNICA deberá acreditar su capacidad de supervivencia en este mundo a veces tan hostil y encontrar el volumen para disfrutarlo, escuchando la voz de la experiencia ajena en boca de esas personalidades, todos ellos con más de 70 años a sus espaldas y que coinciden en que, por haberlos tenido sobre este planeta, lo han hecho algo mejor. Como ocurre con Javier Sanz, libérrimo ser humano, aventador de libros, seguntino sin fronteras.
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