A las cinco de la madrugada de este lunes se la juega personalmente Javier Rodríguez-Pacheco, un astrofísico que cuando deja de estar en las estrellas vive en Cabanillas del Campo.
Catedrático de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Alcalá de Henares, lo que ahora tiene ante sus ojos este científico español es el éxito o el fracaso de la misión Solar Orbiter.
Su papel como investigador principal de uno de los instrumentos científicos más importantes de la sonda no viene de ahora. Se implicó en el proyecto en los años noventa del siglo pasado. Cuando el cohete despegue, Rodrígez-Pacheco tendría sólo ojos para el Detector de Partículas Energéticas procedentes del Sol, del cual es el máximo responsable. Si pudiera verlo y tocarlo, que ya no puede… porque está camino de las estrellas.
Vecino de Cabanillas del Campo, Javier Rodríguez-Pacheco, catedrático de Astronomía y Astrofísica, espera en Cabo Cañaveral el lanzamiento a las 5 de la mañana del 10 de febrero de 2020 de la misión conjunta de la ESA y la NASA «Solar Orbiter». La sonda que se aloja en el cohete girará alrededor del Sol en una órbita con una distancia mínima inferior a la de Mercurio y fuera de la eclíptica, lo que le proporcionará una perspectiva única y facilitará la observación de los polos, inexplorados, de nuestra estrella más cercana.
Hay que destacar que el Grupo de Investigación Espacial de la Universidad de Alcalá (SRG-UAH), realiza parte de su labor científica en Guadalajara, en el Parque Científico y Tecnológico que se aloja en las dependencias del centro de Nuevas Empresas de la capital alcarreña, en Aguas Vivas.
Un trabajo de décadas
Estamos ante la misión científica del Sol más ambiciosa de cuantas se han lanzado al espacio. Como investigador principal, está al frente de un equipo de un centenar de personas, procedentes de muy distintos países.
Para llegar a lo que puede ser uno de los momentos cumbres de su trayectoria profesional, Rodríguez-Pacheco inició en Canarias una formación de altísimo nivel que continuó en Holanda, dentro de la Agencia Espacial Europea donde, como él mismo ha recordado en alguna entrevista, comenzó como becario en los ochenta. En realidad, aquel joven no ha dejado ya nunca ese proyecto, que es la base del actual, aunque entonces se tratara en sentido estricto de la Misión Soho. Desde entonces y hasta llegar aquí, múltiples problemas financieros y administrativos han sido superados. Resta ver si los retos técnicos también lo han hecho y el éxito científico está ahí, al alcance de los dedos. Y si lo toca, como anhela desde hace tantos años.
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