Antonio Herrera Casado, médico otorrinolaringólogo durante décadas de ejercicio profesional, es más conocido en Guadalajara como cronista provincial, responsable de una activa editorial y apoyo de innumerables iniciativas culturales. En estos días aciagos ha querido poner una nota de positividad a la actual situación de pandemia por coronavirus, convencido de que ahora toca «cuidarse, protegerse del contagio y esperar a que apriete el calor» y en un par de meses «prácticamente habrá desaparecido» en el hemisferio norte.
Recuerda Herrera que las situaciones de pandemia viral se repiten periódicamente a lo largo de los siglos y ahora «ha tocado vivirla en directo». Pone el acento en cómo «acosa» la salud una epidemia, afectando «siempre» a colectivos de un edad concreta, que esta vez ha ido a por los ancianos pero que en otras ocasiones fueron los más pequeños,
Sin embargo, según Herrera Casado, esta pandemia y el estado de alarma generado influyen también a nivel psicológico, «desestabilizando la seguridad de su entorno, y creando miedo».
Casado ha visto cómo este virus es especialmente agresivo en su propagación y en su afectación de las mucosas respiratorias, creando colapsos ventilatorios que comprometen la vida.
Sin embargo, ha mostrado una «gota» de optimismo tras explicar como la estructura del virus es, al parecer, especialmente sensible al calor, por lo que «está seguro» de que «en cuanto aprieten los calores del verano, para lo que quedan un par de meses, el virus prácticamente habrá desaparecido en el hemisferio norte».
No obstante, ha señalado que entonces empezará a atacar en el sur, donde se pasará al invierno, de ahí que haya insistido en ser cuidadoso y protegerse.
Ante esta realidad, el cronista provincial lo que ve desde su ventana es una Guadalajara diferente pero, seguro de que a todos les parecerá más bonita «cuando el sol luzca, apriete el calor y puedan salir a la calle».
Como historiador, cree que tras esta pandemia, a nivel patrimonial la capital seguirá igual porque a los edificios, a las estructuras, al ámbito natural, no le ha pasado absolutamente nada.
«La vida seguirá, en definitiva, como siempre, aunque nos haya costado despedir, en el proceso, a unos cuantos amigos, familiares o conocidos, la mayoría ya mayores», ha concluido