Ya va para diez años que en Francia decidieron reducir el número de sus regiones, algo que todavía levanta escozores. Así ocurrió también en el noreste del «hexágono», sobre todo en los territorios –Alsacia, Lorena, Mosela…– que no sólo están próximos a Alemania, sino que viven y beben de su raíz germánica. Es lo que se vino a llamar desde 2016, de forma oficial, Grand Est.
Sea como fuere, la región se ha consolidado en lo administrativo y, al cabo de los años, también en lo turístico. Este jueves, gracias a los buenos oficios de Atout France, la región se presentaba en Madrid. LA CRÓNICA estuvo allí.
Interesante todo el año
El interés por el mercado español no resulta extraño, ya que los españoles son los cuartos en número de pernoctaciones por Navidad en la región. Hasta ahí, lo previsible: ¿Quién no ha sentido unos deseos casi irrefrenables de conocer personalmente los mercadillos navideños, tan fotogénicos?
Pero si el Grand Est demuestra que hay vida más arriba de París, también la hay a lo largo de todo el año.
En los próximos meses, desde esta sección de Ideas para Viajar procuraremos ilustrar a los lectores de las muchas propuestas y de las características diferenciales que se abren al viajero tras aterrizar, pongamos por caso, en Estrasburgo desde Madrid, en un vuelo de Air Nostrum.
El aire no es la única forma de llegar hasta allí, puesto que desde París (¡siempre París!) el TGV lo conecta con rapidez y confort.
A partir de ahí, caben infinitos descubrimientos, como ver que no todo es Alsacia en el Grand Est, puesto que la franja central se corresponde con Lorena y la del este, con Champaña.
Si preparamos las maletas podremos aventurarnos a disfrutar de situaciones como estas:
- Aprovechar que Estrasburgo es en 2024 la Capital Mundial del Libro.
- Aprender que Mulhouse se pronuncia milús y descubrir lo mucho que encierra esta bella ciudad.
- Degustar los vinos de Alsacia, hacia el este, y el champán en sus múltiples matices en la propia región de Champagne, en la parte más occidental.
- Comer en un winstub. Seguro que sobran las palabras. Y se se hace en Colmar, escenario perfecto.
- Recorrer los castillos fortificados de Alsacia.
- Descubrir por qué Nancy es considerada la capital francesa del Arte Nouveau.
- Aprovechar que mientras este cerrado por obras el Centro Pompidou (¿otra vez París?) su filial de Metz, que ya va a cumplir 15 años de actividad, acogerá muchas de las obras más singulares de la colección matriz.
- Pasear por Reims y admirarse de su catedral, apabullantemente gótica.
- Troyes y sus vidrieras; Chaumont y más art nouveau; el Lac du Der, que es el lago artificial más grande de Europa, donde los niños se pueden desbravar a sus anchas sin molestar a nadie…
Anouck Sittre, de la Agencia Regional de Turismo Grand Est, hizo de maestra de ceremonias y ayudó a comprender, junto con un puñado de eficientes colaboradoras, que hay motivos más que sobrados para asomarse a ese rincón del continente… incluso aunque uno no sea eurodiputado camino de una sesión parlamentaria.
Con los datos que iremos publicando, seguro que podemos aprovechar el viaje mucho mejor que ellos suelen hacerlo.