El concejal de Servicios Municipales, Jaime Sanz, ha dado detalles este miércoles del nuevo contrato para el control de plagas, con el que el Ayuntamiento afirma haber reducido en un 50 por ciento la población de palomas en la ciudad, «cifrada en unos 45.000 ejemplares según un informe de Sarama Falcons» en 2019. Cada ejemplar puede dejar un rastro de casi un kilo de palomina al mes.
«Partíamos de una relación de 1.600 palomas por kilómetro cuadrado, cuando los índices normales aconsejan 300 o 400. Es una situación sencillamente insostenible», ha explicado el concejal.
Sanz, que se refería a la colonia de palomas como «una plaga muy preocupante», asegura que en el pasado «tan solo se programaron algunos vuelos con halcones y se usaron petardos, sin que ello supusiese una solución». Por eso, añadía, «el Gobierno municipal decidió incluir a las palomas dentro de un nuevo contrato para el control de plagas, cuyo importe asciende a los 53.000 euros, incrementando así en casi un cincuenta por ciento el presupuesto». Según los datos conocidos en su día por LA CRÓNICA, durante el anterior mandato se capturaban palomas, sin darle publicidad, que el prestador de aquel servicio guardaba en jaulas en el interior de la Prisión Provincial, hasta su destino final.
¿Se ha reducido el número de palomas a la mitad?
El Ayuntamiento dice haber conseguido eliminar en torno a 20.000 ejemplares, «empleando redes y otros sistemas de captura; colocando elementos disuasorios o sistemas que impiden su reposo y cría en inmuebles o zonas muy localizadas como puntos negros, y también se han tramitado permisos para su abatimiento en zonas rústicas próximas a la ciudad, con acuerdos con la Federación de Caza, y se han organizado jornadas de abatimiento en zonas verdes de la ciudad, como varios parques y el zoo municipal, siempre de manera muy controlada y muy segura», ha detallado Sanz.
Jaime Sanz ha aportado datos que demuestran «el serio problema existente desde hace años en relación a las palomas», como que un ejemplar es capaz de producir 11 kilos de deyecciones al año, «con las consecuencias que ello tiene para la limpieza y la salubridad en la ciudad».
“Guadalajara tiene un gran problema con la colonia de palomas existente en la ciudad. Hoy sabemos que hemos logrado reducir al 50 por ciento su tamaño, pero queda muchísimo por hacer. Lo que es evidente es que la ciudad no podía seguir así y por ello hemos adoptado medidas drásticas, que son las que nos están permitiendo actuar con rapidez porque no podemos seguir con una ciudad literalmente tomada por las palomas y repleta de excrementos en todas partes, que suponen un elevado coste y esfuerzo en el servicio de limpieza, que deterioran edificios, coches, canalizaciones y la propia imagen de la ciudad. Vamos a seguir actuando con la mayor de las contundencias», ha concluido.