Como es bien sabido, los residuos nucleares de alta intensidad se toman su tiempo para dejar de ser peligrosos. El Gobierno de España, como si quisiera ponerse al mismo nivel, se está tomando el suyo para la construcción de un cementerio nuclear definitivo, que es el que deberá construirse en profundidad, alguna vez, en algún sitio. ¿Cuándo? Antes de 2073, según el último compromiso oficial que, dados los antecedentes y lo dilatado de ese calendario, sonaría a broma… si el asunto no fuera muy serio.
Estamos hablando del Almacén Geológico Profundo (AGP), al que en su día optó la localidad alcarreña de Yebra y que acarició la conquense Villar de Cañas, hasta la cancelación definitiva del proyecto, hace unas semanas.
Más celo que para la construcción del AGP está demostrando el Gobierno en repetir su empeño en cerrar la central de Trillo en 2035. De ese modo, ya no habría por entonces reactores activos en España, por ser la de Guadalajara la última instalación de este tipo que deberá parar su actividad en nuestro país.
Incapaces de construir un almacén desde 1985
La que también está haciendo alarde de paciencia es Enresa, la compañía pública que ya recibió en 1985 el encargo de localizar una ubicación válida para el almacén definitivo de los residuos nucleares españoles. A esa labor le dedicó más de una década, hasta que en 1996 le indicaron que lo dejara.
Desde 1985 hasta ese momento, Enresa elaboró un Plan de búsqueda de emplazamientos, diseños conceptuales de la instalación, llevó a cabo estudios de seguridad y elaboró planes de investigación, así como proyectos de demostración de laboratorios subterráneos. La aprobación en el Consejo de Ministros en los últimos días de 2023 del VII Plan de Gestión de residuos nucleares establece 2073 como la nueva fecha en la que disponer del almacén profundo.
Mientras llega ese lejano momento, todas las centrales guardarán los residuos en las propias instalaciones, en contenedores alineados sobre el suelo, como se ha venido haciendo ya desde hace muchos años con el ATI de Trillo y, en fecha más reciente, incluso con la desmantelada nuclear de Zorita.
De este modo, la previsión para la nuclear de Trillo es dar al botón de off en 2035 y comenzar las tareas de desmantelamiento en 2038. Hasta el improbable momento del traslado a su destino definitivo, los residuos de alta intensidad seguirán allí, esperando.
Satisfacción en Castilla-La Mancha
La perspectiva no parece inquietar, sino todo lo contrario, en Toledo. La consejera de Desarrollo Sostenible, Mercedes Gómez, celebraba «el final del proyecto de cementerio nuclear para Villar de Cañas que el PP lleva promoviendo e intentando impulsar para Castilla-La Mancha desde hace doce años».
Así lo señalaba tras la aprobación la víspera por parte del Gobierno de España del VII Plan de Residuos Nucleares, con sus siete almacenes temporales en cada una de las centrales nucleares del país y un almacenamiento geológico profundo definitivo… pendiente de ubicación y de construcción.
«Estamos de enhorabuena, puesto que se trata de una decisión por la que venimos luchando con el presidente García-Page a la cabeza desde hace más de una década, avalados por criterios técnicos, las decisiones de los tribunales, y el sentir ciudadano» insistía la consejera de Desarrollo Sostenible, que resaltaba que, frente al ATC del PP, «nuestro Gobierno avanza en un modelo energético diametralmente opuesto, menos contaminante, que crea empleo, abarata la factura de nuestros ciudadanos y que nos ha llevado a liderar el desarrollo de las energías renovables en España».