El cadáver de una mujer hallado este mediodía en la zona de la Peñota de Cercedilla es el de la desaparecida Blanca Fernández Ochoa.
Un perro, guiado por un guardia civil libre de servicio, ha hallado el cadáver de una mujer en la zona del pico de la Peñota de Cercedilla, al sur del valle de la Fuenfría, donde estaban buscando hoy a la exesquiadora desaparecida Blanca Fernández Ochoa.
Fue un vecino de Cercedilla el que informó este miércoles a los agentes que se había encontrado con Blanca a finales de agosto y que le había dicho que iba a subir a caminar por esa zona. Por ello, se ha preparado esta mañana una ruta específica para peinar esa zona y entonces, en un momento dado, sobre las 13.30 horas, un perro, guiado por un guardia civil, han hallado un cadáver.
Ahora, el cuerpo sin vida tendrá que ser reconocido por los familiares, que hoy se encontraban rastreando la zona y que ya están informados del hallazgo. Hasta el lugar se desplazan los agentes de la Policía Científica y de investigación de Homicidios y Desapariciones. Luego, tras el oportuno levantamiento judicial del cadáver, tendrá que ser trasladado a dependencias forenses para la autopsia.
UNA DESAPARICIÓN EN PRINCIPIO VOLUNTARIA
La desaparición de la conocida esquiadora fue comunicada por la Policía Nacional el sábado, que la difundió por todas las redes sociales. Así, indicaba que había desaparecido una semana antes, el día 23, y que fue vista por última vez en Aravaca.
Sin embargo, poco después se conoció que había visto por última vez el día 24 comprando queso manchego en una charcutería de un conocido centro comercial de Pozuelo de Alarcón, tras salir de la casa en la que vivía junto a su hermana y su cuñado en el madrileño barrio de Aravaca.
Una empleado del hogar la vio salir de esa casa provista de dos bastones para caminar por el monte. Además, en el supermercado llevaba ropa de 'trekking' y había comunicado a familiares que iba a pasar cuatro días "en el norte", sin concretar la ruta.
Por otro lado, sobre las seis de la mañana del día siguiente un corredor dio el coche de Blanca estacionado en el aparcamiento de Las Dehesas de Cercedilla, por lo que todos los esfuerzos de búsqueda se centró allí, una vez comunicó la familia su desaparición.
Así, desde el domingo se ha montado un dispositivo de búsqueda en la zona de la sierra de Cercedilla, el mayor de la historia de la Comunidad de Madrid. Así, hasta hoy se han configurado doce rutas por día compuestas por más de 300 personas, entre profesionales y especialistas (guardias civiles, policías nacionales, policías locales, agentes forestales, bomberos y Protección civil) y de voluntarios.
RETRATO DE UNA PIONERA
Blanca Fernández Ochoa (Madrid, 1963), cuyo cuerpo fue hallado este miércoles en la Sierra de Madrid, fue una de las pioneras del deporte femenino español dentro de una saga que lideró su hermano, Paco Fernández Ochoa, campeón olímpico y que la guió hacia el bronce que ella misma logró en los Juegos de Albertville 1992.
Sexta de ocho hermanos y criada en el barrio madrileño de Carabanchel, Blanca y su familia se trasladaron pronto al Puerto de Navacerrada, donde comenzaron a cultivar su afición por el esquí en una sierra madrileña que permanecía blanca la mitad del año. Con el paso de los años, sus apellidos quedarían relacionados para siempre con el deporte de nieve en España.
Contaba con solo ocho años cuando su hermano Paco, fallecido en 2006, se convertía en el primer y hasta ahora único español en conquistar una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos de Invierno; el 13 de febrero de 1972 se proclamaba campeón de eslalon gigante en Sapporo (Japón), y su éxito le inspiró para dedicarse al esquí. Con 11 años entró en el equipo de promesas e ingresó en el centro de entrenamiento de Vielha, en los Pirineos.
Ese mismo año, en 1974, se proclamó campeona de España infantil de eslalon gigante, título que revalidó el año siguiente, y tras ello llegaron los campeonatos estatales de 1982 –en eslalon gigante y descenso-, 1983 -en todos los títulos absolutos– y 1989 –en eslalon, eslalon gigante y combinada–.
Especializada ya en eslalon y eslalon gigante, Fernández Ochoa comenzó a destacar en el circuito internacional, donde conquistó cuatro victorias en la Copa del Mundo, la primera de ellas en el eslalon gigante de Vail (Estados Unidos) en 1985, que le convirtió en la primera esquiadora española en lograr un triunfo en la competición. Luego llegaron los éxitos en Sestriere (Italia) en 1987, en Morzine (Francia) en 1990 y en Lech am Arlberg (Austria) en 1991, todas en eslalon.
Sin embargo, fueron los Juegos Olímpicos de Invierno, los que hicieron eterno a su hermano, los que marcaron su carrera. Participó en cuatro citas olímpicas: Lake Placid 1980, Sarajevo 1984, Calgary 1988 y Albertville 1992, y fue la última de ellas la que le alzó como la única española con medalla en unos Juegos invernales.
Tras lograr diploma en Sarajevo -sexta-, donde fue abanderada por primera vez, y Calgary -quinta, después de ser ganar la primera manga y caerse en la segunda-, la gloria le llegó en el eslalon de Albertville. Allí, en los Alpes franceses, conquistó la presea de bronce, última medalla española en unos Juegos de Invierno hasta que el snowboarder Regino Hernández rompió la sequía de 25 años y 361 días con otro bronce en PyeongChang 2018.
Tras la cita gala, que le convirtió en la única mujer española en ganar una medalla en una cita olímpica invernal, confirmó su retirada. Sus hazañas le reportaron numerosos galardones, como dos Premios Reina Sofía como mejor deportista española de 1983 y 1988, o la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo.
Su esfuerzo y dedicación sirvieron además de inspiración para generaciones posteriores, como María José Rienda, que emuló sus éxitos en la Copa del Mundo. Sin embargo, ninguna otra mujer pudo repetir su proeza en Albertville, que quedará para siempre como momento cumbre del deporte femenino español.