Se cumplen exactamente cinco siglos de la batalla de Pavía. Hace ahora 500 años, el 24 de febrero de 1525, Francisco I de Francia caía derrotado y preso ante el ejército de Carlos V. La consecuencia fue que el francés fue llevado a España, en un largo viaje que tuvo su escala en Guadalajara. Recordarlo es auténtica memoria histórica.
Según cuentan las crónicas, la ciudad donde aún tenían asiento los Mendoza le dio recibimiento acorde con la condición de monarca que tenía el prisionero, con nutrida comitiva desde extramuros hasta llegar al Palacio del Infantado, donde le recibió el tercer duque.
El esplendor mendocino se puso a prueba y la superó con creces, por lo que se dijo entonces y aún se recuerda ahora.
A Francisco I lo alojaron en el Salón de Linajes, fatalmente desaparecido como todo lo demás en el incendio durante la Guerra Civil.
El duque prodigó regalos al prisionero, como anticipo a la vida también llena de lujo que tendría durante su peculiar «encarcelamiento» en la Torre de los Lujanes de Madrid.
Al día siguiente de llegar a Guadalajara Francisco I comenzaron los festejos en la ciudad para tan inusual visitante, incluidos toros y otros divertimentos públicos. La cosa se prolongó y el último día de estancia aún asistió el monarca francés a una «justa real».
En 2025, a estas alturas del año, no se conocen aún los fastos municipales que se vayan a preparar para recordar la efeméride, si que es hay voluntad de hacerlo.