Desde marzo y hasta septiembre han durado las pesquisas sobre un cazador furtivo, responsable de la muerte de la pieza que acompaña estas líneas. Fue pillado in fraganti cerca de Valdeavellano, de madrugada, el pasado día 20 de marzo. Lo paró una patrulla del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil de Guadalajara, al realizar maniobras para intentar evitar un control policial. Desplazada hasta allí la patrulla del Seprona de Brihuega, encontraron en el interior del vehículo la cabeza decapitada de un corzo, que aun se encontraba caliente, armas y útiles de caza.
Se iniciaron entonces diferentes actuaciones policiales, entre ellas la solicitud de información con otras provincias y visionado de lectores de matrícula, con resultados que no se especifican desde la Comandancia de Guadalajara.
Otro caso reciente en Toledo
A mediados del mes de septiembre, la Guardia Civil tenía conocimiento de que se estaba cazando de manera ilegal en el interior de un coto de caza del Ayuntamiento de Los Navalucillos, en la provincia de Toledo.
«Tras horas de observación del terreno, se denota la presencia de una persona escondida debajo de unas encinas en el citado paraje; entre la espesura del monte se logra detectar que porta un arma larga y que intenta ocultarse entre la zona del monte», recuerdan sobre aquellos hechos. A la voz de ‘alto Guardia Civil’ para su identificación, esta persona huyó con el arma en la mano, intentando no ser identificado.
Al darle alcance, forcejeó con el agente, golpeándole con el arma y causándole lesiones leves en el rostro, siendo inmovilizado con el apoyo del otro componente de la patrulla, procediendo a su detención. Se trataba de un hombre de 67 años y se procedió a la incautación de un rifle del calibre 308 con el número de serie borrado y sin documentación alguna, provisto de un silenciador, así como un cuchillo de monte.
Las consecuencias que lleva aparejada la caza ilegal
Se entienden como conductas de furtivismo aquellas que se refieren a cazar fuera de temporada, no poseer las licencias administrativas requeridas, el uso de armas, medios o municiones ilegales, la caza de animales protegidos o las que se llevan a cabo dentro de áreas restringidas o prohibidas.
Dichas conductas están tipificadas en los artículos 334 y 335 del Código Penal y pueden llevar aparejadas penas de prisión de seis meses a dos años, retirada de la licencia de caza de dos a cinco años, retirada de los permisos de armas, el pago de los daños causados y el decomiso de los trofeos, además de las infracciones contempladas en la legislación de caza de Castilla-La Mancha que contempla sanciones de hasta 60.000 euros.