Va a haber que insistir mucho a partir de ahora en que Víctor Hernández es un torero de Guadalajara. Primero, por torero y segundo, por hacer honor a la tierra donde ha crecido profesionalmente gracias a los desvelos y a la confianza de un puñado de alcarreños que le han aupado hasta su salida a hombros por la puerta grande de Las Ventas.
Ocurrió este domingo, 27 de marzo de 2022. Es una fecha para guardar en el recuerdo de la afición taurina de la provincia, puesto que el chavalillo al que ya habían aplaudido por los pueblos de Guadalajara se doctoraba, y de qué manera, en su presentación en el coso venteño. Dos orejas en su quinto, protestadas en los tendidos y en las redes sociales, le permitieron salir en volandas hasta la calle de Alcalá.
Habrá que insistir, decíamos, en que Víctor Hernández es torero de Guadalajara aunque naciera en Los Santos de la Humosa. Para quienes no le conocen y ahora lo descubren, o para los que se guían sólo por el programa de mano, es un madrileño más. En realidad, es un madrileño menos y un alcarreño más, como cualquier otro y con todos los honores, por su trayectoria y por su querencia.
Dos faenas para un triunfo
Calentar los tendidos en una tarde tan desapacible como esta primera cita de la temporada en Madrid ya era un mérito por sí mismo. Y lo hizo nada más comenzar la lidia del segundo de Los Chospes, un novillo al que pinchó. Más acierto con la espada habría sumado más trofeos y su triunfo final, rotundo, habría sido esplendoroso y para los anales.
Llegó el quinto y salió a por todas. Sorprendió Víctor Hernández (torero de Guadalajara, insistamos) por «su quietud y mando» como apunta alguna escueta reseña. Faena «de profunda y maciza factura», sentencia otro crítico. Es la consecuencia de «quedarse quieto como un poste», subrayan en nota de agencia, o de iniciar el último tercio con un cambiado por la espalda de infarto y reiterado, de alumbrar tandas magníficas con la derecha y de dibujar naturales excelsos, de uno en uno como acostumbra un conocido oriundo de Checa llamado Juan y apellidado Ortega. Cada uno en su estilo y cada cual a lo suyo. Los dos, en la gloria de esta naciente temporada.