Ha sido Ecologistas en Acción quien ha dado la voz de alarma. Según destaca esta organización ecologista, la ola de calor tuvo consecuencias especialmente duras para los habitantes de Guadalajara, sólo equiparables en todo el país a los de Alicante. En concreto, alcarreños y alicantinos han sufrido los niveles más elevados de partículas PM10, llegando a triplicar en alguna jornada el valor máximo que la legislación admite, que es de 50 microgramos por metro cúbico.
Por si a alguno le sirve de consuelo, los ecologistas subrayan que la situación más grave se ha dado en las ciudades que han acumulado más de tres días consecutivos por encima del límite legal, entre las que destacan Albacete, Granada y Sevilla, que encadenaron siete días seguidos de incumplimiento.
¿Y qué pasa con el ozono troposférico este verano?
Las elevadas concentraciones de partículas podrían haber aliviado los niveles de ozono, al tamizar la radiación solar que activa su formación. De hecho, en un agosto tan riguroso no han saltado las alarmas por ozono en los observatorios de Azuqueca y Guadalajara, que otros años eran fuente constante de preocupación, requiriendo incluso avisos a la población.
El efecto combinado de las emisiones contaminantes del tráfico motorizado, las elevadas temperaturas y la llegada de polvo procedente del norte de África sí que han sido un cóctel imposible de soportar para la atmósfera de Guadalajara, como sus habitantes han comprobado. Y por si fuera poco, el incendio de Ávila puso en el cielo ceniza y un color de fuego que añadió tonos apocalípticos durante horas.