Ya no es que los castellanos tengamos tendencia a hablar alto y con aspavientos, un bullicio que es palpable en bares y restaurantes, sino que la Organización Mundial de la Salud fija los 55 decibelios como nivel optimo de ruido al aire libre. En la ciudad de Guadalajara, «todos los puntos medidos se superan los 70 decibelios y, en algunas calles, se alcanzan los 80». Quien plantea la cuestión es Aike, a través de su única concejala, Susana Martínez.
La necesidad de una ciudad menos ruidosa llegará, para su debate, al próximo pleno del Ayuntamiento de Guadalajara, en forma de moción. En Aike quieren todo un «Plan Acústico» y la actualización de la Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica y Térmica.
Para aportar rigor empírico, la propuesta se basa en los estudios acústicos previos al establecimiento de una Zona de Bajas Emisiones en Guadalajara, no en mediciones propias. El tráfico rodado es la principal causa de los altos índices de ruido, «a lo que se suman eventos festivos, actividades de ocio nocturnas, obras, barredoras o sopladoras», según detalla la edil.
Existe en Guadalajara, recordemos, una Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica y Térmica, vigente desde hace una década y que «actualmente no se ajusta ni a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, ni a la normativa actual, ni a las directrices de la Zona de Bajas Emisiones», apunta Martínez.
Aike ya planteó hace tiempo, como se recuerda en un enlace al pie de esta información, que se redujera el ruido que produce la Ronda Norte.