Tener dinero en el bolsillo no depende sólo de lo rico o pobre que uno sea; también influye el lugar en el que vivas. Basta con asomarse a la gran mayoría de los pueblos de Guadalajara para comprobarlo. De esa circunstancia se ha dado cuenta incluso el Banco de España, que ha detectado que casi 1,2 millones de españoles no contaban a finales de 2020 con un punto tradicional de acceso a efectivo en su municipio.
A juicio de este organismo, tampoco debería ser para quejarse demasiado: según su criterio, en términos agregados, existe en España un elevado porcentaje de población que dispone de un punto de efectivo a una distancia «relativamente baja», en concreto, de cinco kilómetros. Lo de «relativamente baja» dependerá, una vez más, de quien sea el que lo sufre. Llevar unos billetes en la cartera o tener unas «perras» a mano en el bolsillo constituye en buena parte de la provincia toda una odisea.
Estudio publicado este miércoles
Con cifras y razonamientos técnicos se recoge todo lo anterior en el artículo ‘Infraestructura del efectivo y vulnerabilidad en el acceso al efectivo en España‘, publicado este miércoles y elaborado por Diana Posada, economista del organismo supervisor.
Según Posada Restrepo, en la provincia de Guadalajara existen 336 puntos de acceso al efectivo. Mirado de otro modo, hay 31.953 personas que de forma habitual carecen de ese servicio, porque viven en alguno de los 246 municipios sin acceso a su dinero en metálico, frente a los 42 que sí lo tienen. Dada la peculiar distribución demográfica de Guadalajara, la precaria situación sólo afecta al 12,2 por ciento de la población total. En estos meses estivales, obviamente a mucho más… al ser cuando los pueblos cuadruplican o decuplican el número de sus vecinos y los veraneantes comprueban que no todo es comodidad en la «España vaciada».
¿Cómo están en el resto de España?
Castilla y León es la comunidad autónoma con una cobertura menos amplia, con Zamora (27,8% de la población sin acceso sobre el total), Ávila (21%), Segovia (19,9%) y Palencia (18,2%) como las provincias que presentan menores ratios de población con un punto tradicional de acceso al efectivo en un radio de cinco kilómetros.
El supervisor explica esta situación por la menor densidad de población, así como por otros factores, entre ellos, la orografía del territorio, que ha hecho que, históricamente, la cobertura de la red de oficinas y de cajeros automáticos en estas zonas del país haya sido menor y se hayan utilizado soluciones alternativas, como agentes financieros u oficinas móviles.
A esto, el Banco de España suma el proceso de consolidación bancaria de los últimos años, que «ha intensificado una situación cuyo punto de partida ya era menos favorable».
Recurrir a Correos, una alternativa
Otra alternativa que señala Banco de España es el uso que están realizando algunas entidades financieras de la red de oficinas de Correos como medio alternativo para disponer de efectivo.
En su artículo, destaca que, en países como Irlanda, Reino Unido o Australia, el uso de las oficinas postales con este fin está muy extendido en zonas rurales, mientras que en España «es todavía poco habitual».
En caso de se generalizarse su uso para este fin, el Banco de España considera que las oficinas de Correos podrían ser puntos de acceso complementarios a las sucursales y a los cajeros automáticos.
El artículo analiza, asimismo, la distribución de la red de oficinas de Correos, localizadas principalmente en núcleos urbanos con más de 10.000 habitantes. Si se tienen en cuenta los establecimientos de Correos, las oficinas bancarias y los cajeros automáticos, el 99% de los españoles tendría un potencial punto de acceso al efectivo en un radio de cinco kilómetros.
El Banco de España también recoge la implementación de otros medios alternativos, como el ‘cashback’ y el ‘cash-in-shop’ (retirada o depósito de efectivo en un establecimiento comercial) cuya implementación en España es reciente, pero que está ganando mayor relevancia en núcleos urbanos, o el uso de la red de estancos y los establecimientos de loterías y apuestas del Estado.
Una de las conclusiones del artículo es que el supervisor prevé la reducción del número de oficinas y de cajeros automáticos, motivado por la digitalización y la búsqueda de mayor eficiencia por parte de las entidades bancarias.
Por ello, considera que el impulso de este tipo de soluciones alternativas «puede ser un importante complemento que permita garantizar el acceso al efectivo al conjunto de la población», si bien destaca que, por sus limitaciones actuales, no pueden sustituir completamente los servicios que prestan los canales tradicionales de acceso al efectivo.
Los bancos huyen del campo
Sobre la infraestructura, Banco de España recoge que a finales de 2020, el número de oficinas bancarias y de cajeros automáticos de todo tipo en España se situaba en 22.299 y en 49.481, respectivamente, lo que supone 1,5 puntos de acceso al efectivo por cada 1.000 habitantes del territorio español.
La infraestructura bancaria se compone, mayoritariamente, de sucursales y de cajeros automáticos situados en las sucursales; y, en menor medida, de cajeros automáticos desplazados, que representan un 8,5% del total. Su cobertura se extiende en áreas tanto urbanas como rurales, situándose el 78% de las oficinas y de los cajeros en localidades con más de 10.000 habitantes.
El análisis del supervisor recoge que los cajeros pertenecientes a operadores independientes se concentran generalmente en grandes núcleos urbanos de la vertiente mediterránea, en el sur y el centro peninsular.
Estos cajeros suelen instalarse en zonas de elevado tránsito, como estaciones de tren, aeropuertos o centros comerciales, mientras que en las zonas rurales son menos frecuentes, según destaca el Banco de España. En total, existen cerca de 6.000 cajeros de operadores independientes en España, el 12,1% del total, de los cuales el 1%, aproximadamente, está instalado en municipios de menos de 10.000 habitantes.
A nivel provincial, Cuenca es la que dispone de un mayor número de puntos tradicionales de acceso al efectivo por cada 1.000 habitantes, con 2,4 puntos, aunque se encuentran concentrados en un número relativamente bajo de municipios dentro de la provincia.
En el lado opuesto se encuentra Cádiz, con 1,1 puntos de acceso por cada 1.000 habitantes, si bien distribuidos geográficamente de forma relativamente más homogénea.
El supervisor señala que no observa grandes variaciones entre provincias en el número de puntos de acceso al efectivo por habitante, aunque sí se dan por nivel de concentración.
En concreto, sostiene que en la mitad norte peninsular –salvo la cornisa cantábrica y Galicia– se aprecia una distribución geográfica más desigual de los puntos de acceso, frente a la mitad sur, donde la distribución es más igualitaria. El mayor grado de concentración se localiza, principalmente, en las provincias de la comunidad autónoma de Castilla y León.