Las renuncias por parte de los médicos internos residentes (MIR) de primer año con plazas de Medicina Familiar y Comunitaria en algunas provincias españolas están empezando a ser más que significativas. Entre los casos más flagrantes está la provincia de Guadalajara.
La Junta Permanente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) ha manifestado su «honda preocupación» respecto a los problemas derivados a corto, medio y largo plazo por estos casos.
Según explican en un comunicado, se tendrían que haber incorporado 2.338 residentes. Castilla y León (con un 6,74% de renuncias), Cataluña (5,75%), Castilla-La Mancha (4,4%) y Extremadura (4,25%) duplican la media nacional de plazas que quedarán por cubrir: de cada 100 plazas, 2,41 se dan de baja.
En cuanto a provincias, Segovia (25%), Zamora (21,43%), Soria (13,3%), Gerona (10%), Teruel (7,69%), Guadalajara (7,14%), Badajoz, (7,02%) y Lérida (6,25%) son las que aglutinan un mayor porcentaje de renuncias.
«Aunque pueda parecer que un 2,41 por ciento es un dato poco significativo, el abandono de plazas formativas de futuros especialistas en Medicina siempre debe preocupar, más por el hecho de hallarnos con un claro déficit de especialistas que a, día de hoy, ya afecta la calidad profesional y asistencial. Adicionalmente, cabe señalar que Castilla y León y Cataluña se encuentran entre las regiones con una comunidad médica en ejercicio con una tasa de envejecimiento por encima de la media española, según datos de la OMC en su Observatorio sobre Demografía Médica», explican al respecto.
No hay una sola razón
Así, consideran que esta situación se produce por varias circunstancias, como que el proceso de selección de las plazas MIR definido por el Ministerio de Sanidad «ha perjudicado la asignación de plazas de Medicina Familiar y Comunitaria porque, al tratarse de la especialidad con más plazas ofertadas, suele ser la que más tarda en cubrirse y la que más plazas cubre durante los últimos días, con el consiguiente probable desinterés y falta de vocación de quien la elige».
Igualmente, consideran que la ausencia de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria en la formación de Grado «hace que los candidatos desconozcan las características y posibilidades de esta especialidad». «Históricamente, además, la especialidad viene soportando un proceso de precarización dramático que ha afectado la visión de perspectiva de desarrollo profesional de los especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria. A la subfinanciación crónica y mantenida de este nivel asistencial se debe añadir la ausencia de innovación organizativa y la pésima gestión de recursos humanos», añaden al hilo.
De la misma forma, lamentan que la oferta de plazas laborales de Medicina Familiar y Comunitaria a especialistas sin el MIR, «que muchas administraciones llevan a cabo de forma sistemática y que la semFYC ha denunciado en numerosas ocasiones por tratarse de un menoscabo a las y los especialistas, además de un riesgo tanto para la seguridad asistencial para los pacientes, como para los propios médicos especialistas».
«Por este conjunto de circunstancias, a día de hoy, los graduados en medicina que, superado el MIR, optan por la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, chocan con una realidad organizativa que condiciona notablemente sus expectativas de desarrollo profesional futuro. Este escenario contribuye, aún más, a favorecer que las plazas de Medicina Familiar y Comunitaria sean las últimas en cubrir, acrecentando el riesgo de generar más y más renuncias por parte de graduados que prefieren dejar pasar un año y hacer de nuevo el examen MIR, antes de tomar posesión de su plaza asignada en esta especialidad», denuncian.
Desde semFYC alertan, además, de que estas renuncias se producen en provincias con un alto componente de ruralidad (Segovia, Zamora, Soria o Gerona) y en algunas de ellas con una significativa tasa de envejecimiento de profesionales que se hallan en la recta final de su ejercicio (Gerona, Barcelona, Soria o Zamora).
«Sequía profesional»
«Esto desemboca en una situación dramática: la pronta jubilación de especialistas, sin reemplazo natural, lo que puede acabar significando el cierre de consultorios y la reducción de servicios por parte de la Administración, al verse sin capacidad para dotarlos de recursos humanos», esgrimen.
En segundo lugar, consideran que «existe un riesgo veraz de caer en una situación de sequía profesional, porque a las renuncias hay que añadir la marcha de profesionales a otros países». «Las Administraciones han subsanado esta problemática permitiendo el ejercicio en plazas de Medicina Familiar y Comunitaria de graduados sin especialidad o mediante la incorporación de batas blancas procedentes de otros países con lo que eso supone de reducción de la calidad asistencial y riesgo para los pacientes. La verdadera solución debe pasar por retener el talento y estimular la elección de la especialidad», argumentan.
Por todo ello, la semFYC solicita al Gobierno la publicación anual de los «datos reales» de renuncias a plazas MIR asociadas a cada una de las especialidades y su disgregado por años de residencia; o la creación de un proceso de selección de plazas MIR que contemple mecanismos de incentivación (económicos y profesionales) para aquellas plazas estratégicas de difícil cobertura, asociadas a las especialidades más numerosas.
Dadas las bajas ratios de selección de plazas de MFyC en los primeros días de asignación, ven «necesaria la activación de estrategias de valoración de la especialidad MFyC desde las Facultades de Medicina, para lo que es necesario incorporar esta especialidad en la formación de grado».
«Teniendo en cuenta que la situación actual es en parte consecuencia de la precarización de las condiciones de atención en los ámbitos asistenciales en los que se desarrollan las y los especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, se hace necesario implantar medidas para que se racionalice la presión asistencial y se mejoren las condiciones de ejercicio profesional de estos especialistas», remachan.