Aunque a algunos les resulte difícil de creer, en Marruecos hay nieve, montes nevados, frío -bastante- y hasta pistas de esquí como la de Oukaïmeden, la más alta y grande de África.
Marruecos es un país que ofrece en invierno una aventura helada rozando el desierto, dejando atrás -o incluso combinando- dunas, playas y oasis. Sin embargo, Marruecos no tiene fuera de temporada, y mucho menos si de la práctica del golf se trata. ¿Te imaginas hacer un hoyo en uno con el Medio Atlas nevado como telón de fondo?
Nieve al sur de Tarifa
En Marruecos también nieva… Y no poco. Casi de punta a punta del país uno se encuentra de bruces, dejando atrás desierto y dunas, arena, oasis, calor y camellos, la Cordillera del Atlas con tres partes bien diferenciadas: El Alto Atlas, el Medio Atlas y el Anti Atlas.
Con estaciones equipadas en el Medio Atlas cerca de Ifrane, -a 65 kilómetros de Fez- en Michlifen o jbel Hebri; o en el Alto Atlas, en Oukaimeden, los aficionados del esquí pueden entregarse plenamente a este deporte durante toda la temporada invernal. Es esta estación, a 75 kilómetros de Marrakech, la más grande y alta de África, con una cota baja de 2.600 metros y 3.258 en la cima. También es posible combinar excursiones deportivas subiendo al Macizo M`Goun y realizar la bajada esquiando, siempre que la nieve lo permita.
En cualquier caso, y en cualquier estación, los tres macizos se prestan perfectamente al excursionismo, la escalada o incluso al rafting.
Algunos de los mejores campos de golf del mundo
¿Golf de invierno en Marruecos? También es posible. Y mucho más cuando en el país se puede jugar en alguno de los mejores campos del mundo.
Hay tres tipos de golfistas de invierno: los que consignan sus palos al armario hasta que la primavera decide regresar; las almas robustas que a pesar de los aullidos del viento invernal caminan hasta el campo de golf… Pero luego está la tercera tipología, la de los golfistas que saben que, si no pueden cambiar el clima, sí podrán mover el campo de lugar. Y ahí entra en juego Marruecos.
En la última década, el país ha conseguido rivalizar con algunos de los mejores campos del mundo, con algunos de renombre como Assoufid, que ofrece vistas memorables de las montañas del Atlas mientras se juega; Mazagan, que se encuentra en las afueras de El Jadida, un lujoso complejo vacacional de piscinas y clubes nocturnos en el que no se puede jugar sin invitación real; Real Dar Es Salam, diseñado por el estadista senior de todos los nuevos campos de Marrakech, Robert Trent Jones; Tazegzout o Samanah entre otros.