El pasado domingo no fue un día cualquiera en la travesía de la N-211 por Maranchón. La Guardia Civil detuvo allí, no sin complicaciones, a un vecino de Molina y 34 años de edad por tráfico de drogas, además de por desobediencia y resistencia a un agente de la autoridad. En el momento de la detención, este sujeto portaba dos tabletas de hachís con un peso de 192 gramos.
La actuación de la Benemérita se inició cuando dieron el alto a un coche que iba ocupado por un hombre, una mujer y un menor de edad. Todo normal en un aparente viaje en familia si no hubiera sido por el fuerte olor a hachís que percibieron los agentes.
Tras hacer bajar a su conductor y someterle a un cacheo superficial, encontraron en el interior del vehículo dos tabletas de sustancia de hachís. Lo siguiente era, necesariamente, la detención del individuo.
Resistencia a la detención
Según la versión de la Guardia Civil, en el momento de su identificación, esta persona «se mostró desafiante en todo momento a los requerimientos de los agentes, ofreciendo también resistencia a la detención».
Los alijos de droga no están siendo algo excepcional en la capital del Señorío. Esta misma actuación es, en realidad, consecuencia del trabajo de investigación de la Guardia Civil de Molina de Aragón para evitar la venta a pequeña escala de sustancias estupefacientes “menudeo” en la localidad.
Según han concluido los investigadores del Instituto armado, el detenido introducía en Molina de Aragón la droga que previamente había recogido en otra localidad de la provincia. El desplazamiento en el vigente “estado de alarma”, que limita la movilidad, lo justificaba por el régimen de visitas a su hijo menor de edad. Este hecho también lo aprovechaba, presumiblemente, para tratar de eludir la vigilancia policial al ir acompañado de un menor.