Un muy extraño caso se ha producido en Guadalajara, con un «geo», un policía y un tercer sujeto implicados. ¿El escenario? Un camino de la provincia, donde los dos agentes habrían coincidido con el civil mientras estos hacían deporte y el tercero en cuestión conducía a considerable velocidad un todo terreno robado.
Coincidencia sobre coincidencia, uno de los policías llevaba un arma particular, estando fuera de servicio, entre su ropa deportiva. LA CRÓNICA ha confirmado que el atestado existe y que, por el momento, no ha acarreado consecuencias para ninguno de sus protagonistas. Tampoco para el conductor del vehículo, al que se le está buscando después de haber sido espantado a tiros, según la versión dada de los hechos.
Como queda dicho, el mérito de la primicia es para Laura L. Álvarez, quien en el diario «La Razón» adelantaba en la tarde del martes, en su edición digital, lo supuestamente acontecido, con todo detalle.
La escena se habría desarrollado el 14 de diciembre en pleno campo, entre Chiloeches y Pozo de Guadalajara. Uno de los agentes presta servicio en los GEO y el otro en la UIP y ambos aseguran que a las ocho y media de la tarde, cuando ya es noche cerrada, estaban practicando deporte, uno en bicicleta y el otro, corriendo con un perro.
En un momento dado, desde la carretera cercana habría llegado un coche a gran velocidad y el agente de la UIP narra que empuñó su arma particular, ante la posible amenaza.
Tres disparos
A partir de ahí, según se describe en el diario madrileño, «el policía vio cómo se acercaba a gran velocidad hacia su compañero GEO y, al pensar que le iba a atropellar, cuando se encontraba solo a 200 metros, el agente comienza a hacerle señales sin ningún éxito. Cuando el conductor finalmente pasa por su lado, el agente se identifica mostrándole su placa y el carné profesional que llevaba en el bolsillo trasero de la camiseta de deporte y el conductor llega a parar».
El sujeto, que tendría acento de algún país del Este, tras recorrer unos metros, retrocedió marcha atrás, dirigiéndose hacia ellos, siempre según la versión aportada. Ahí llegarían dos disparos al aire y otro más en dirección a las ruedas y la huida definitiva del conductor con el todoterreno.
Para mayor cumulo de datos sorprendentes, el coche reseñado, un Toyota CHR, figuraba como robado.